05 octubre 2006

Cuzco, el ombligo del mundo

Ya estoy en Cuzco. El viaje duró 10 horas por carretera, lo malo es que hacía muchisímo frio, y lo pasé un poco mal en el camino. Ya tengo la lección aprendida para el próximo viaje por el altiplano.
Cuzco es una ciudad encantadora, entre cerros no muy altos, como formando un enorme círculo en torno al centro de la ciudad. Qòsco en quechua significa ombligo del mundo, y el origen de la ciudad se cuenta en una antigua leyenda. Cuando los españoles llegaron aquí era una ciudad increiblemente rica. El Coricancha tenia 700 sillares de piedra recubiertos de placas de oro, cada una de dos kilos. Duraron pocos meses, pues nuestros antepasados lo fundieron todo en lingotes y lo mandaron a España, así que el día que nos pasen la deuda con intereses...
La primera impresión de Cuzco ha sido muy buena. Tiene una plaza de armas muy bonita, con la catedral y la iglesia jesuita como protagonistas, y unos soportales con tiendas y restaurantes. El turismo está muy explotado, y a veces resulta un poco agobiante que todo dios te ofrezca cosas: excursiones, artesanias, masajes, cenas... son incansables y hay mucha competencia.
Para visitar los museos y las ruinas incas del entorno de Cuzco hay que sacar un boleto que vale 70 soles. A mi me costó la mitad con carnet de estudiante. Hemos visitado dos museos muy interesantes,sobre todo el del Coricancha, pues el otro era de pintura religiosa, y te acaba cansando tanta virgen y tanto santo.
Lo mejor es pasear por las calles más antiguas, donde las piedras que los incas pusieron hace más de 500 años siguen intactas. La ciudad ha sufrido dos terribles terremotos que destrozaron todo, salvo las construcciones incas. Viendolo de cerca no me extraña, porque son enormes piedras trabajadas de tal forma que no hay quien meta una hoja de papel en las uniones. Además tienen forma de talud, que las hace más estables. Y al fin vi la famosa piedra de los 12 angulos, todo un prodigio de trabajo en cantería.
Hemos tomado un mate de coca en un bar que tenían música española: La cabra mecánica. Son tan buenos que también suenan por estas tierras. Nos hemos dado una paliza a andar. Es una ciudad de unos 400.000 habitantes, algo así como Valladolid, pero vas de un lado a otro y al final te machacas las piernas, pues son subidas y bajadas, pero merece la pena. El sitio donde nos alojamos esta en un alto, y tiene una terraza con vistas estupendas a la Plaza de Armas. Todas esas calles se parecen mucho al Albahicín de Granada, es muy curioso, y tambien hay mucho hippie. Es algo más cara por culpa del turismo, pero encontramos un sitio para comer por un euro, así que genial.
Mañana iré con Fiore a un mercado muy popular que hay en Pisac, a 32 km. Por la tarde vamos a ver ruinas incas del entorno de Cuzco.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno vecino, veo que tus aventuras peruanas siguen viento en popa, me alegro que todo vaya de lujo y que sigas viendo, aprendiendo y descubriendo cosas que te enriquezcan.
Por lo demás todo igual en los barrios de Endasa, por mi parte trabajar y estudiar para las opos, que novedad, no?
pero bueno bie, y siguiendo como todos los que te rodean tus andanzas sudamericanas. Bueno vecino nada en particular que contar, salvo que TÚ SIGAS GOZANDO Y APRENDIENDO.

Saludos del Doctor

Anónimo dijo...

mUCHO MATE DE COCA TOMAMOS...Asi que lo ves todo lindisimo..es broma..A seguir disfrutando de tu gran viaje bss
Miruchi