29 noviembre 2010

La ruta 40

La RN40 es la carretera que cruza Argentina de norte a sur, desde la frontera con Bolivia hasta la provincia de Santa Cruz. Tiene aires de leyenda, y es considerada una ruta mítica por viajeros que quieren experimentar grandes desafíos. La recorren moteros intrépidos y algunos ciclistas que yo creo que están un poco locos.


Cabeza de vaca

Estos días pasados he tenido la suerte de recorrer gran parte de la ruta 40 en su parte patagónica, seguramente la más complicada. He viajado por la RN40 desde que abandoné la isla de Tierra del Fuego. Algunos tramos son de piedra suelta, donde los buses no pueden pasar de 10 ó 15 km/h. En otros se puede ir más rápido, hasta 80 km/h, aunque da bastante miedo. Mucha gente se ha dejado la vida aquí.

El trayecto de estos últimos días ha sido desde El Chaltén hasta Esquel, desde donde escribo. El sábado tuve la suerte de viajar en el mejor asiento del bus, junto a los chóferes. Además de disfrutar de muy buenas vistas, también disfruté de una agradable charla con ellos, y vi lo dificil que es conducir en estos caminos. Y eso que pillamos un día de sol y sin mucho viento.

Paisaje patagonico

 
El chofer más loco y simpático me contó algunas anécdotas. Llevaban 13 días seguidos de trabajo, unas 14 horas diarias. Me quedé sorprendido al saber que estaba contemplando los parajes donde se filmó "Caballos salvajes", una de mis películas favoritas (gracias Cesar). También me contó que hay un tramo, cerca de Bajo Caracoles, donde ocurren cosas extrañas, creen que por algún magnetismo, y también ha habido avistamientos de ovnis y cosas paranormales, pero eso se lo dejamos a Iker Jimenez y sus amigos.
RN40


La ruta 40 no es ninguna broma. Durante horas de viaje recorriendo cientos de kilómetros por caminos polvorientos, no hay signo alguno de presencia humana. Ni una casa, ni un taller o gasolinera...ni un solo árbol. Es la nada más absoluta. Puedes estar una hora sin cruzarte con nadie, así que cuando se encuentran con otro conductor, siempre se saludan con algún gesto, y si hay alguien parado, ponen el pulgar hacia arriba para saber que todo está bien. El teléfono no sirve para nada y no hay asistencia en carretera, así que estos conductores arreglan todo lo que surja en el camino. Como ocurrió el sabado, que a las tres horas nos quedamos sin frenos, y perdimos una hora, y más tarde se rompió un conducto de gasoil... Pero llegamos, que es lo que cuenta. Y al menos no les salió medio techo volando como les ocurrió un día de vientos fuertes.
Ruta 40 al atardecer

Tras 12 horas de viaje llegamos a una pequeña ciudad llamada Perito Moreno, donde dormí, y volví a madrugar para tomar el bus que me trajo a Esquel, en un viaje mucho más cómodo. Me dejaron en una rotonda junto a un chico argentino, y tomamos un remis (taxi) hasta el centro de la ciudad.

Esta tarde me he estado informando. Quiero visitar el Parque Nacional Los Alerces, a 50 km. de aquí, pero no hay transporte todos los días, así que quizás me tengo que quedar hasta el miércoles esperando. Parece una ciudad bastante tranquila, y sobre todo, barata. Comparando los precios con El Calafate, hay cosas que valen una quinta parte, increible pero cierto.

26 noviembre 2010

El Chaltén y P.N. Los Glaciares (norte)

El camino entre El Calafate y El Chalten fue genial. Hacia un dia soleado y las vistas eran buenísimas. Al principio con el lago Argentino y más tarde con el lago Viedma, los dos enormes. Además las vistas de las montañas eran inmejorables. Llegando a El Chalten se veía el cerro Fitz Roy destacando entre todas las montañas. Además también pude ver el glaciar Viedma desde lejos, que no creo que tenga mucho que envidiar al Perito Moreno.
El Chalten
Avenida principal de El Chaltén

La primera impresión de El Chalten fue muy buena. Es un pueblo pequeño, construido a partir de 1985, que le da un aspecto de nuevo y al mismo tiempo de estar a medio construir. Hay calles sin asfaltar, las comunicaciones no funcionan siempre, y hay muchas construcciones en proceso. Se ve que esto está empezando, y que en unos años va a ser un lugar muy turístico. En el centro de visitantes de la parte norte del Parque Nacional los Glaciares me dieron un mapa y buena información. Y, suerte la mía, daba buen tiempo durante los próximos días. Muchos viajeros se van de este lugar sin poder contemplar las montañas por culpa de la climatología. De hecho, hay tantas nubes en el Cerro Fitz Roy, que los tehuelches (indígenas y pobladores más antiguos de la Patagonia) pensaban que la montaña era un volcán.


El Chalten y cerro Fitz Roy
El Chaltén desde el mirador de los Cóndores
La primera noche me alojé en un albergue barato (30 pesos), cochambroso y maloliente. Dormí bien gracias a los tapones, y a la mañana siguiente armé la mochila y me fuí de allí lo más rápido que pude. Tuve que cargar con todas mis cosas hacia la montaña, así que monté la tienda en el primer campamento, al lado de la laguna Capri, con buenas vistas del Fitz Roy (3405 m.) Así pude seguir mi camino hasta el mirador de la Laguna de los Tres, tras salvar un desnivel de 750 m. desde el pueblo. El día dejaba entrever el cerro, pero por desgracia, no en todo su esplendor. La cumbre estaba tapada por las nubes. Aún así las vistas eran espectaculares, con otras montañas también imponentes, muy puntiagudas, casi en forma de aguja, y con mucha nieve y algún glaciar.
Fitz  Roy desde laguna de los Tres
Cerro Fitz Roy desde laguna de los Tres


Regresé a mi campamento satisfecho y feliz, y comprobé que era el único en el campamento. Me daba un poco de miedo estar solo ahí, en medio de un bosque. Y cuando ya estaba mentalizado, llegó un grupo de unos 14 ó 16 niños con sus profesoras. Ya tenía compañía, un poco ruidosa, pero compañía al fin y al cabo. Además eran niños argentinos, y me hacía mucha gracia su forma de hablar, de jugar y de enfadarse. De cada 4 palabras una siempre era "boludo" o "pelotudo", jejeje.
Laguna Capri
Laguna Capri, donde estaba acampado


A la mañana siguiente recogí el campamento y regresé a El Chalten. La distancia, aunque corta, se me hizo dificil. Iba sobrecargado y me dejé media espalda (la otra media ya me la dejé en la Isri fabricando asientos, hace algún tiempo). Busqué el albergue de Hostelling Internacional, para evitar lo del último albergue. El sitio está genial, con buenas vistas, buen trato y buenos viajeros e instalaciones.
El río de las Vueltas
Río de las Vueltas, unas vistas impresionantes


Esta zona, aunque este feo decirlo, es lo que más me ha gustado en lo que llevo de viaje. Y mira que he visto lugares para recordar, pero esto, quizás por estar el cielo despejado, me ha encantado. También es más auténtico, puedes caminar, y aunque ves bastante gente, no es como El Calafate, turismo 100%. De todos modos pienso que este lugar en unos años va a estar repleto de tiendas, restaurantes y hoteles de lujo.
Lagunas Madre e Hija desde lo alto
Lagunas Madre e Hija, desde el mirador más alto al pie del Fitz Roy

Hoy es mi último día aquí, y pensaba aprovecharlo haciendo una ruta por la montaña, pero el día amaneció gris, así que decidí hacer una ruta más corta por el valle del río de las Vueltas. Fui a ver el Salto del Chorrillo, que es una cascada muy bonita. Al regresar al pueblo, el día era genial,y el cerro Torre, que es el más dificil de ver, se veía completamente... ¡qué pena no haber subido!

Mañana salgo en bus hacia una pequeña ciudad llamada Perito Moreno, que no es lo mismo que el glaciar del mismo nombre. Lo que ocurre es que Perito Moreno hizo mucho por el país, y su nombre es muy común. Lo lleva una ciudad, un glaciar, un parque nacional, y en todas las ciudades hay alguna calle Perito Moreno. He leido un poco sobre su vida, y parece un hombre interesante que hizo mucho por Argentina, por trazar la frontera con Chile, en ocasiones ganando terrenos a base de ingenio.
Anochecer en El Chalten
Cordillera desde El Chaltén

En Perito Moreno pasaré una noche, y a la mañana siguiente continúo mi camino hasta Esquel, una tranquila ciudad de la provincia de Chubut (ahora estoy en la provincia de Santa Cruz). En total van a ser dos días completos encerrado en un bus. Espero que no se haga muy pesado.

22 noviembre 2010

El Calafate y Parque Nacional Los Glaciares (sur)

En estos días el viaje ha dado un pequeño giro. De estar en medio de la naturaleza de Torres del Paine, sin cobertura, ni ducha, ni ruidos, ni contaminación, he pasado a El Calafate, un lugar que vive por y para el turismo, repleto de tiendas caras, restaurantes caros e incluso casino.
El bus desde Puerto Natales a El Calafate (12000 pesos chilenos) tardó 7 horas. Los trámites en la frontera fueron más rápidos que cuando entré en Chile. El camino fue aburrido, esta vez no tuve suerte de conocer a nadie, jeje.

Al llegar a El Calafate me fuí al camping, sin saber que esa misma tarde nevaría. Quería seguir tranquilo y a mi bola, pero me ha resultado más dificil. Aquí hay mucho ruido. En la calle los coches circulan con el escape como un colador y producen un sonido infernal (no todos). Por lo visto no existe ITV, para bien y para mal.
Así que venir al camping no se si fue buena idea. Lo mejor es que apenas hay nadie y estoy tranquilo.

El Calafate vive casi exclusivamente del glaciar Perito Moreno, ese tan famoso que de vez en cuando sale en TV porque se ha desplomado una parte enorme de hielo. Está a 80 km. de aquí. El bus de ida y vuelta me costó 100 pesos, y la entrada al parque 75 pesos (15 para argentinos). Ayer lo visité y me gustó muchísimo. Aunque es cierto que no me impactó tanto en el primer momento, al haber visto hace pocos días el también impresionante glaciar Grey. Pero el Perito Moreno es más espectacular. Y sobre todo es cómodo. Llegar a sus pies no tiene ninguna complicación ni esfuerzo, pues el bus te dejá allí mismo. Por cierto, en ese bus si que tuve suerte, y conocí a Fabiana y Teresa, dos maestras argentinas con quienes pasaría parte del día. Gracias a ellas he aprendido muchas cosas del país, la cultura, la sociedad o la política. Además se pasaron el día riendo. Fueron muy amables.
Perito Moreno
Paseo en barco por la cara norte del glaciar
Junto a ellas hice una excursión en barco (50 pesos) por el lago Argentino, al pie del glaciar. Desde ahí se puede observar su grandiosidad. Tiene hasta 60 metros de alto en algunas zonas. Es como un bloque de edificios de 7 ó más alturas, pero de hielo, con tonos que van desde el blanco hasta el azul más intenso. Es precioso.
Glaciar Perito Moreno
Glaciar Perito Moreno
Después la visita continúa por unas pasarelas cercanas, desde donde, si eres paciente, puedes obvervar los espectaculares desprendimientos. Yo tuve la suerte de contemplar algunos, y la desgracia de perderme el más grande del día por un minuto, cuando, congelado de frío, me fui a comer y a tomar un cafe caliente. En ese momento escuché un estruendo que duró varios segundos, y supe que algo enorme se había caido.
Cara Norte del Perito Moreno
Cara norte desde la pasarela
El ruido yo creo que es el 50% del espectáculo. Verlo es alucinante, pero escuchar esos crujidos y el sonido atronador final es lo que te hace sentir miedo. Más que miedo. Acojona mucho. Te sientes insignificante en esos momentos.
Desprendimiento (inicio)
Desprendimiento (así empieza)

Desprendimiento (fin)
Y así termina

Las fotos no hacen más que dar una ligera idea de lo que es la realidad. La perspectiva engaña, y lo que en la foto se ve como una bola de nieve quizás es del tamaño de un autobus.

El glaciar Perito Moreno forma parte del Parque Nacional Los Glaciares, que se subdivide en dos zonas: la norte y la sur. A partir de mañana tengo planeado visitar la zona norte, más montañosa, dominada por el cerro Fitz Roy (3.405 m.), un gran hito natural de granito que señala la frontera chilena y argentina.

Como despedida de El Calafate, esta mañana, entre lluvia y viento, he visitado la laguna Nimes, un espacio natural muy cerca del centro, donde habitan varias especies de aves. A mi las que mas me han gustado han sido los flamencos, muy elegantes. Ahora aprovecharé la tarde para informarme y preparar el viaje de mañana.

Flamencos
Flamencos

19 noviembre 2010

Puerto Natales y el Parque Nacional Torres del Paine

Anoche llegué a Puerto Natales desde el P.N. Torres del Paine y todavía estoy flipando. Pero voy a empezar desde el principio, cuando salí de Ushuaia hacia aquí, en la Patagonia chilena. Voy a dar información y precios para quien esté interesado en visitar el Parque Nacional Torres del Paine, y la ruta de la W, que es la que yo hice.
El viaje en bus desde Ushuaia a Puerto Natales (230 pesos) me llevó 14 horas. Fue bastante aburrido, con mucho tiempo perdido en los trámites fronterizos. Además tuve que tirar algo de comida que traía, pues no permiten el paso de alimentos, o te pueden sancionar. Allí en la frontera conocí a Jose y Dunia, una pareja de Barcelona que viajaban en el mismo bus. Durante los próximos días ibamos a coincidir en la misma ruta.

El bus tuvo que cruzar el Estrecho de Magallanes en un ferry. Fue lo mejor del viaje. Los delfines iban pegados al barco, dando saltos. El día estaba despejado y fue muy bonito.

Delfines en el Estrecho de Magallanes
Delfines en el Estrecho de Magallanes

El resto del viaje fue monótono, con enormes terrenos de granjas, que aquí llaman "estancias", viendo miles de ovejas, vacas, caballos, algun zorro, ñandús, guanacos, flamencos... Finalmente llegué a Puerto Natales de noche. Ignorante de mi, vine sin conocer el cambio del peso chileno a euro, así que entre en el primer albergue que encontré, y al pedir precio, me quedé asustado: 7000 pesosa chilenos. Le pedí amablemente a la mujer que me lo cambiara a euros, y son como 10. Eso está mucho mejor. Me quedo.
Desde Puerto Natales
Vistas desde Puerto Natales

Y en ese albergue pasé dos noches, donde conocí a dos locos, Carlos y Carlos, que vienen desde Colombia viajando por toda Sudamérica en tan solo mes y medio, ¡unos cracks!

Al día siguiente, domingo, intenté relajarme, descansar, y preparar las cosas para visitar el parque. Me esperaban cuatro días de aventura entre montañas impresionantes.

El lunes temprano salí hacia Torres del Paine en bus (15.000 pesos chilenos, i/v.). Llegué en poco más de una hora, pagué la entrada al parque (15.000 pesos) y a continuación tome un microbus (2500 pesos) hasta el inicio de la ruta de la W, en la hosteria las Torres. Allí coincidí nuevamente con Jose y Dunia, con los que acabé compartiendo muy buenos momentos. Han sido casi como mi familia acá durante estos días. He aprendido mucho, pues son grandes viajeros y muy buena gente. 

Al fin comencé la ruta. El primer día fue el más suave, con un ascenso de unos 10 km. que se hacen en 3 horas. Aún así me costó un poco, porque he venido bajo de forma.
Ascenso al mirador de las Torres
Ascenso al mirador Las Torres

En el campamento Torres (gratuito) instalé la tienda, y pude comer y descansar. Por la tarde iba a ascender otros 45 minutos para cumplir uno de los grandes objetivos de mi viaje: contemplar las Torres del Paine.

Y así lo hice, tras una buena siesta, que se alargó más de la cuenta, comencé la subida, algo dura, por pedregales, pero bien señalizado. Al llegar al mirador de las Torres me quedé impresionado. Tres inmensos bloques de granito cuyas cumbres apenas podían verse por las nubes. Es algo que no se puede imaginar, parece irreal, sobre todo la torre central, que me puso los pelos de punta cuando pude ver su cumbre. Es como el Naranjo de Bulnes (pico Urriellu) en Asturias, pero a lo bestia.
Torres del Paine
Torres del Paine

A los pies de las Torres hay un glaciar que lo hace aún más espectacular. Su deshielo forma un lago más abajo de aguas de color turquesa, así que el conjunto al completo lo hacen un lugar dificil de describir con palabras. Allí estaba yo solo, contemplando boquiabierto las gigantescas y majestuosos Torres del Paine, satisfecho por haber cumplido un sueño.
Un sueño cumplido
Un sueño cumplido

Bajé tranquilo, emocionado, muy feliz. Esa noche, cansado, dormí como un niño. Y la mañana siguiente, martes, me levanté a las 6:15 con la intención de subir de nuevo al mirador de las Torres, para verlas con la luz de la mañana, que es cuando dicen que son más vistosas aún. Pero el día estaba muy nublado, y se me quitaron las ganas de hacer un esfuerzo para nada. Me quedé un poco triste, pero se me pasó rápido. Dunia me dijo que había un zorro patagónico merodeando por el campamento. Allí estaba entre las tiendas de campaña. Así que agarré la camara y fuí en su busqueda. Y lo encontré.
Zorro patagónico
Zorro patagónico

Tras esto recogí el campamento y sobre las 8:00 estaba en ruta hacia el próximo destino: el campamento italiano (gratuito). En total unos 25 km. con la mochila a cuestas. El primer tramo fue un descenso sencillo. Hice un breve descanso y retomé el camino en compañía de los amigos de Barcelona. La ruta fue preciosa, con un paisaje impresionante dominado por el lago Nordenskjold (si, estoy en Chile, jeje) de aguas color turquesa. Una ligera lluvia intermitente nos acompañó durante el trayecto.
Lago Nordenskjold
Lago Nordenskjold

Tras unos 20 km. empezaron a faltarme las fuerzas. estaba muy cansado, así que busqué un lugar con buenas vistas donde parar a comer. Mis amigos continuaron el camino.
En la ruta "W"
En ruta por la "W"

Apenas tardé 20 minutos en reiniciar la marcha, cuando vino un viento repentino muy violento y molesto, acompañado de lluvia. Me quedé sorprendido, así que aceleré el paso a pesar del cansancio. La mochila me pesaba horrores. La última media hora se me hizo interminable. Las pasé más putas que en vendimias. llovía con fuerza y el viento era muy molesto. Llegué al campamento agotado y empapado en sudor y lluvia. Y en esas condiciones tuve que montar la tienda, de mala manera, con mucho frio, para ponerme ropa seca urgentemente.

Me metí en el saco para entrar en calor, pero ya había tenido un enfriamiento, y empecé a estornudar. Agarré el segundo resfriado en tan solo 15 días, de record...

En esos momentos tuve pensamientos malos. Estaba cabreado y bastante jodido. "Con lo bien que se está en casa calentito" pensaba. Para pasar ese mal rato, me hice una sopa bien caliente que me supo a gloria y me sentó de maravilla. Al rato empecé a verlo todo de forma más positiva.

Tras 9 horas de caminata, esa noche volví a dormir como un niño, aunque los árboles hacían mucho ruido por el fuerte viento, y de vez en cuando se escuchaban estruendos en mitad de la noche. Eran los desprendimientos de los glaciares que estaban valle arriba.
Desprendimiento en el glaciar Francés
Desprendimiento del glaciar Francés

El miércoles, pese al resfriado, me levanté a las 7:15 con fuerza. Ascendí por el valle Francés durante 3 horas, sin peso, salvando un desnivel importante, de más de 800 metros. Por el camino había glaciares, y tuve la suerte de contemplar un desprendimiento. Es algo espectacular y que produce un sonido atronador.

Desde el mirador del Valle Francés se contempla un paisaje montañoso bestial. Es como un enorme circo casi cerrado por completo con gigantescas montañas que parecen dientes de sierra y glaciares a sus pies. Los Cuernos del Paine quizás son los picos más espectaculares, pero la panorámica completa es  alucinante. Además, al fondo del valle se contemplan las aguas turquesas del lago de nombre tan chungo.
Mirador del Valle Francés
Valle Francés

En 2 horas bajé del mirador, recogí el campamento y me puse de nuevo en marcha hacia el camping Pehoe (4.500 pesos) Fueron 2 horas de agradable paseo, bordeando el lago Skottsberg, este más pequeño y de aguas oscuras. En total completé 23 km. muy bien llevados.
Lago Skottsberg y Cuernos del Paine
Lago Skottsberg y Cuernos del Paine

Después de 3 días sin ver una ducha, llegar a un camping con servicios fue como un premio. Me pareció un lujo a estas alturas, me sentó genial. El camping estaba bien, aunque había bastante gente. Por la noche me quedé charlando con Jose y Dunia a la luz de la luna que iluminaba los Cuernos del Paine, una imagen de postal.
Cuernos del Paine al anochecer
Cuernos del Paine al anochecer

A la mañana siguiente, jueves, los gilipollas de al lado me despertaron muy pronto. Me levanté a las 6:00 algo cabreado y sobre las 7:30 me puse en marcha hacia el glaciar Grey. En el camino me encontré por última vez con los amigos en un mirador. Nos deseamos suerte mutuamente y nos despedimos.
Lago Grey con icebergs
Lago Grey


Tras 11 km bordeando el lago Grey, salpicado de icebergs, por un sendero rompepiernas que me dejó bastante cansado, llegué al mirador del glaciar. ¡En mi vida había visto nada igual! Es como una gigantesca montaña de hielo que se desparrama y arrastra todo lo que encuentra a su paso. Había un barco navegando cerca, y parecía de juguete al lado de aquella mole congelada. El glaciar tiene dos lenguas, una de 3 km. de frente, y otro frente de 1 km. ¡Es bestial! Es la primera vez que veo un glaciar de estas dimensiones. Tiene colores azulados preciosos, y sus desprendimientos provocan que en el lago floten decenas de icebergs.
Glaciar Grey
Glaciar Grey

En aquel mirador el viento soplaba con mucha violencia, y era bastante frío, así que me puse en marcha, de regreso hacia el camping. El camino de vuelta fue malo. El día se puso muy feo, con vientos fortísimos que casi me tiran al suelo varias veces. Parece que exagero, pero vi como el agua de una laguna era arrancado literalmente de su lecho por el fuerte viento. Y para completar el paseo, empezó a llover. Ya me esperaba lo peor, así que aceleré el paso y llegué al camping. Me metí en la tienda a descansar, calentarme y esperar a que pasara el temporal. A la hora salió un sol espectacular, dejé que se secara todo y recogí el campamento por última vez.

A las 18:30 tome un catamarán (11.000 pesos) hacia Guardería Pudeto, atravesando el lago Pehoe, de aguas turquesas. El día estaba feísimo otra vez, con lluvia y viento, así que no pude disfrutar mucho del paso en barco. Aún así pude contemplar por unos segundos el Salto Grande, una cascada no muy alta pero con un caudal bestial, como casi todo en este parque, a lo grande.
Lago Pehoe
Lago Pehoe
Finalmente llegué a mi destino, donde tomé un bus que me llevó de vuelta a Puerto Natales, desde donde escribo estas lineas mientras sigo maravillado con todo lo vivido estos días pasados.

Hoy voy a recuperar fuerzas, y mañana sábado viajaré a El Calafate, pasando nuevamente a Argentina, para ver el glaciar Perito Moreno y otras maravillas de la zona. Próximamente más noticias.

14 noviembre 2010

Parque Nacional Tierra del Fuego

Según dicen, es el primer parque nacional costero de Argentina. Tiene unas 66.000 hectareas, pero solo unas pocas son visitables. Yo madrugué el jueves para tomar una "combi" (minibus o furgoneta de pasajeros) hacia el parque. El billete vale 70 pesos ida y vuelta. Y la entrada al Parque Nacional Tierra del Fuego vale 65 pesos, 15 para argentinos.
Senda hacia Lapataia

El jueves hacía un día soleado y buena temperatura. Llegué el primero al camping del lago Roca, un lugar idílico en medio de un bosque de árboles enormes. Como dicen acá, "armé la carpa" (monté la tienda de campaña) y me fuí a hacer la primera ruta por el parque, dirección Lapataia, el último pueblo de Argentina, fronterizo con Chile, y a unos 3100 km por carretera desde Buenos Aires.

Esta ruta fué muy agradable. Hacía un día impresionante, no vi a nadie en el camino, y el entorno era espectacular, por una senda que va rodeando lagos, rios, bosques y praderas. La fauna es abundante, con pájaros de agua que no he visto en mi vida. Algún amigo se la gozaría aquí... También hay miles de conejos, que van tan tranquilos por las praderas, incluso querían meterse en mi tienda de campaña. Y eso que aquí habita el zorro patagónico, del que pude ver un ejemplar a tan solo 5 metros.
En el camping Lago Roca

En un momento de distracción, y por la falta de una señalización correcta, en un cruce de caminos me despisté, y me fuí por una senda sin señalizar... hasta que finalmente me perdí. Pasé un mal rato intentando orientarme, en medio de un bosque muy cerrado. No me apetecía jugar al "último superviviente", así que me calmé, busqué el sol, y caminé hacia un lago cercano, donde ya pude orientarme y regresar por donde vine.

Por la tarde hice un tramo de otra ruta, ya que no me veia con fuerzas de caminar mucho. Esta senda era llana, e iba al lado del Lago Roca, una zona preciosa entre montañas nevadas y un bosque de árboles centenarios. Las vistas eran de postal, pero me di la vuelta y regresé al camping a descansar y reponer fuerzas, y finalmente, presenciar una puesta de sol magnífica al lado del río Lapataia, donde estaba instalado.
Puesta de sol en Tierra del Fuego

La noche fue fría, pero dormí muy bien, pues estaba muy cansado. Por suerte a mi saco de dormir no le pasan ni las balas, pero si vienes mal equipado, puedes pasarlo muy mal. Lo malo fue al amanecer, que comenzó a llover. Por cierto, no he contado que aquí anochece a las 22h y amanece a las 5h. En pleno verano solo hay 4 ó 5 horas de noche, así que el día da para hacer muchas cosas.
Senda costera

Finalmente dejó de llover, me levanté, metí todo en la mochila, y me fuí a hacer otra ruta, ya de vuelta, con 12 kg. a la espalda. La ruta se llama "Senda costera", y es una maravilla. Va rodeando un entrante del mar, algo así como un fiordo, entre bellas montañas nevadas. La verdad que aquí todo es precioso. Tras 8 km. cargado, llegué muy cansado a mi destino, la Bahía Ensenada, otro lugar mágico, donde únicamente hay un muelle con un servicio postal, para enviar cartas desde "el fin del mundo". Lo feo es que está hecho para el turismo, llegan autocares, se bajan 50 personas, se hacen la foto, y se van.
Bahia Ensenada, oficina postal

Yo esperaba a mi combi de regreso allí. El día anterior vi que paraban allí mismo, así que suponía que tambien recogerían viajeros... ¡pero no! Tras hora y media de espera y mis planes para la tarde perdidos, decidí junto con dos italianos que estaban igual de tirados que yo, subir camino arriba en busca de un cruce. A los 10 minutos los italianos se rajaron y se dieron la vuelta. Seguí en solitario hasta encontrar el cruce. Allí si que paraban combis, solo era cuestion de esperar. Así que mientras esperaba, vi que llegaba una furgoneta de reparto, y que iban montados los italianos... y me hicieron la jugada maestra: "la Pekin Express". Pasaron de largo y no dijeron nada. Yo si que dije algo: ¡¡vaffanculo cabrones!!
Posando

Finalmente llegué a Ushuaia, cansado y sin tiempo para hacer la excursion que tenía pensada: navegar por el canal de Beagle. Así que pasé la tarde entre paseos y relax. Y para olvidar los malos ratos y las esperas eternas, me despedí en mi última noche en Ushuaia con una cena de capricho, comiendo cordero patagónico asado de forma tradicional, una delicia. Aunque cenar solo es un poco triste, y más cuando justo hace un año conocí a Cris. Pero bueno, habrá más ocasiones para celebrar, seguro.

Ahora estoy en Puerto Natales (Chile), pero esa es otra historia que contaré muy pronto. Un saludo.
Anochecer en río Lapataia

10 noviembre 2010

Ushuaia

Ayer me levanté a las 3 de la mañana para llegar puntual al aeropuerto de Ezeiza, desde donde partió mi vuelo a Ushuaia, retrasado, eso si. Las horas de espera se hicieron largas, pero cuando por fin, tras casi 4 horas de vuelo desde Buenos Aires, apareció en mi ventanilla, debajo de las nubes, el Canal de Beagle y las montañas nevadas que rodean Ushuaia. Un escalofrío recorrió mi cuerpo ( y lo sigo sintiendo al recordarlo).

Vista de las montañas que rodean Ushuaia

El emplazamiento de la ciudad es espectacular, pero el del aeropuerto es escalofriante, y no solo por el frío. El avión pasó de largo para aterrizar con el viento en contra. Aquí el viento no es ninguna broma, ayer con ráfagas de 80 km/h. El avión se tambaleaba mientras se acercaba al agua, y cuando parece que iba a tocarlo, aparece tierra firme para aterrizar. Por una vez comprendí a la gente que aplaude. Si señor.

Después de alojarme en el albergue (por cierto, con mucho encanto y unos dueños atentísimos), salí a dar un paseo. 8º y un viento intenso que parecía que alguien me iba empujando. Ahora que ya tenía a raya el resfriado...

Glaciar Martial

Hoy me levanté con dolor de cabeza, pero tras un buen desayuno y algo de medicina me empecé a encontrar bien. Me preparé mi mochila con comida, agua y ropa de abrigo y me informé para ir caminando al glaciar Martial. Los primeros kilómetros vi el extrarradio de Ushuaia, montaña arriba. Hay casas muy bonitas de madera o de chapa.

Diego en Martial

Más adelante, tras unos hoteles bastante lujosos, llegué a una pequeña estación de esquí. No funcionaba, porque estamos fuera de temporada, así que no podía subir en telesilla. Agarré la mochila, y casi llego hasta arriba del todo, cuando ya la nieve y el hielo del glaciar me impidieron el paso, porque no iba preparado.

Vista del Canal de Beagle

Desde arriba las vistas eran impresionantes. Se veía la ciudad de Ushuaia abajo, con el puerto y el aeropuerto, al frente las montañas nevadas de Chile y el canal de Beagle con sus islitas. El día era espectacular, claro y no muy fresco. A pesar de todo arriba había un aire frío, así que me abrigué y me quede allí comiendo tranquilamente disfrutando del espectáculo y la tranquilidad.
Descenso del glaciarEl camino de vuelta lo hice a través de un bosque de película, repleto de arboles de especies desconocidas para mi, y un pequeño sendero a veces señalizado y a veces no tanto... me perdí dos veces rapidamente volví a orientarme. En el camino tan solo me encontré a un tío tan zumbado como yo. Era un aleman que estaba flipando, igual que yo. Hablamos un poco y cada uno siguió su camino. En total han sido 6 horas de caminata. He acabado muy cansado, pero muy satisfecho del paseo.

Estoy conociendo mucha gente, de muchos lugares del mundo. Todos los viajeros que he encontrado han sido muy simpáticos, especialmente los que viajan solos, y mucho más aquí en Ushuaia. Estoy muy contento, siento que ahora ha comenzado mi verdadero viaje, que estoy en el sitio que tanto tiempo había soñado, y que estas aventuras se van a repetir durante los próximos meses casi a diario.

Ahora tengo que decicir que hacer a partir de mañana. Creo que iré a pasar una o dos noches al Parque Nacional Tierra del Fuego, de acampada. Si el tiempo es como hoy estaría genial, pero se que puede cambiar, y la cosa se complicaría. Así que voy a improvisar, mañana me iré, pasaré una noche si lo veo bien, y si no me doy media vuelta para dormir en Ushuaia. Hasta entonces me despido. Un saludo, y que vaya todo bien.

Montaña preciosa

09 noviembre 2010

Hasta luego Buenos Aires

Hoy he leido las últimas entradas del blog y han quedado bonitas, si. He sido correcto, no he dicho tacos y me he expresado bastante bien... pero ¡no me reconozco! Así que he decidido escribir como me de la gana, sin pensar tanto en herir sensibilidades o adornarme con palabras rebuscadas. Abróchense los cinturones, hoy voy a hablar de cosas feas.

De hecho el día amaneció feo, gris. Desayuné con Kent, un pintor jubilado escocés con quien comparto habitación. Un trozo de pan. Ayer dos hijos de puta le robaron la tarjeta de crédito, y eso que lo llevaba pegado al cuerpo en una especie de riñonera plana, por dentro de la camiseta. Yo le he dado un consejo, como en los mismísimos en ningún lado. No se ni cómo nos entendemos, porque el chapurrea español, y yo con mi lamentable inglés con acento del barrio España...

A pesar de que el día amaneció feo, y con esa mala noticia, yo he tenido mucha suerte. Iba caminando por la acera mientras llovía. Un autobus resbaló justo hacia la acera por donde yo caminaba. Menos mal que el conductor hizo una maniobra y se metió hacia la carretera otra vez. Yo estaba de espaldas y lo sentí cerca, pero no lo vi. Las marcas de las ruedas tocaron el borde de la acera. Así que dije: "hoy va a ser mi día de suerte".

Y a partir de entonces todo ha ido sobre ruedas. Fuí a la estación de buses que van hacia el aeropuerto, lo encontré bien, compré el billete y me fuí a Aerolineas Argentinas. Allí había 16 ventanillas, pero solo trabajando 7 personas. Es lo más parecido a ir al Inem en España, jaja. Tuve suerte y solo esperé 45 minutos, y me solucionaron el problema que tenía con el vuelo a Ushuaia. ¡Otro tema zanjado!

La tarde ha sido muy tranquila, porque con lluvia no me apetecía estar en la calle, así que he estado en el albergue, y haciendo algunas compras y recogiendo las cosas para el viaje de mañana. 


Lo prometido es deuda, pero lo de colgar fotos me esta resultando muy complicado.Hoy al fin lo he conseguido, asi que ahí va una pequeña muestra. Un saludo y hasta pronto.



Teatro Colón


Catedral de Buenos Aires


Obelisco


Congreso




Rio de la Plata 
Río de la Plata


Sole y Lore en el río