18 diciembre 2010

Valparaíso y el pueblo pesquero de Horcón

El viaje entre Mendoza y Valparaiso fue más largo de lo previsto, porque en la aduana para entrar a Chile había problemas por paro de los funcionarios (estos días en Chile hay muchas huelgas y protestas de los trabajadores estatales para obtener mejoras). El primer tramo entre Mendoza y la frontera ya lo conocía por la excursion que hice días antes. Un tunel de unos 4 kilómetros separa ambos paises, y al llegar a la aduana chilena es donde sellan el pasaporte y hacen los controles en busca de frutas, verduras, semillas o alimentos de origen animal. Las multas pueden ser importantes, así que conviene no olvidar nada en la mochila. Una chica por olvidar una manzana en el fondo de su mochila, tuvo que pagar 250 dólares...
El Caracol
El caracol, bajando de los Andes

El tramo más espectacular hacia Valparaiso es el que hay para bajar desde el tunel. Hay unos kilómetros de curvas continuas en forma de S muy pronunciadas. Los chilenos lo llaman "El caracol", y como se puede ver en la foto, es alucinante. Es desnivel es alto, y el tránsito de camiones creo que lo hace todavía más impactante.


Antes de llegar a Valparaíso pasamos por Viña del Mar, un lugar muy turístico (tipo Benidorm) repleto de gente, centros comerciales, coches caros y apartamentos y hoteles. No estaba especialmente interesado en conocerlo, pero al verlo desde el bus, y más tarde hablar con otros viajeros, decidí no pisar por ahí.
Mercurio
Arquitectura en Valparaiso

Valparaíso, en cambio, me dió muy buena impresión desde el primer momento. De hecho, es una ciudad Patrimonio de la Humanidad, que ya garantiza que la visita merece la pena. Este viaje lo he hecho con mi amigo italiano: Lorenzo "Il capo". Juntos tomamos un taxi hasta un albergue que tenia muy buena pinta (según la guía de Lorenzo). Estaba bien situado, en un cerro, cerca del puerto y la zona antigua.
Vista de Valparaiso
Vista hacia la parte de Viña del Mar

La ciudad es muy bonita, esta situada a orillas del Océano Pacífico, en una bahía sobre una zona que sube por los cerros. Sus calles son muy irregulares y curvas, al contrario que en el resto de las ciudades americanas. Además hay continuas subidas y bajadas con muchísima pendiente en algunos tramos, y las casas están pintadas de colores muy alegres. A todo esto hay que añadir que la ciudad rebosa arte callejero, con mucho graffitti, pintores, músicos... Me recuerda mucho, tanto en su aspecto como en su ambiente, al barrio alto de Lisboa.

Graffiti en Valparaiso
Graffitti
Graffiti
Arte callejero en Valparaiso


El miércoles estabamos cansados, así que no nos complicamos mucho, y dimos un pequeño paseo cerca del albergue, y fuimos a cenar a un restaurante muy bonito. Al día siguiente, el jueves, fuimos a conocer la ciudad. Caminamos hacia arriba para tomar la Avenida Alemania, que permite contemplar la ciudad y la bahía desde lo alto, y lleva hacia "La Sebastiana", la casa que Pablo Neruda tenía en Valparaíso. Visitamos esta casa, y al salir contemplamos la escena más desagradable en lo que llevo de viaje. Regresamos a la avenida Alemania, e ibamos muy cerca de una pareja muy joven de holandeses. Nos dimos cuenta de que no queríamos ir por allí, así que regresamos hacia "La Sebastiana", y cuando tan solo nos alejamos 100 metros de los holandeses, escuchamos gritos y vimos mucho movimiento. Cinco chavales de unos 14 ó 15 años habían tirado al suelo a la chica holandesa, y agarraban la camara que llevaba al cuello, arrastrándola por el suelo, hasta que consiguieron quitársela y salieron corriendo cerro arriba.
Vista de Valparaiso sur
Valparaiso desde La Sebastiana, la casa de Neruda.

Fue acojonante, la verdad. Nos acercamos a ayudar a la chica, y un chileno muy amable que iba en el coche con su familia ya habia parado. Hablamos un rato, tranquilizamos a la chica, y hablamos con la policia, que, me dió la impresión, no se llevo muy mal rato. Pero bueno, es desagradable, es habitual, pero no quiero llevarme este recuerdo de Valparaíso. Además, el resto de personas que he encontrado han sido muy amables, y con eso me quedo.
Plaza Echaurren
Plaza Echaurren

Continuamos nuestro camino (algo acojonados, eso si), y visitamos un museo al cielo abierto, y las plazas más importantes de la ciudad, la zona del puerto y la parte antigua, donde parece que hay mayor vigilancia y seguridad. Por la noche nos fuimos a cenar con un chico de Congo y su novia de Bélgica a un restaurante vegetariano muy bonito que había cerca del albergue, y luego nos quedamos viendo una actuación y tomando un pisco sour, una de las bebidas más típicas de Chile y de Perú (los dos paises se disputan de donde es el pisco original, y por lo poco que se sobre el tema, creo que es de Perú).
Puerto de Valparaiso
Puerto de Valparaiso

El día siguiente, viernes, tomamos un bus por la mañana para visitar un pequeño pueblo
de pescadores, muy tradicional, que me había recomendado un viajero español que me encontré en El Bolsón. Este tranquilo pueblito esta a unos 20 km. al norte de Valparaíso, y se llama Horcón. Por las mañanas las pequeñas barcas de pescadores llegan a una caleta de arena y rocas en donde no hay puerto ni muelle, así que unos caballos arrastran las embarcaciones por la playa hasta dejarlas en un lugar seguro, donde los pescadores descargan el pescado y arreglan las redes. Es un sitio muy pintoresco y especial. Parece que el turismo no ha llegado hasta Horcón, y el lugar sigue manteniendo una tradición de muchos años.
Pesca tradicional
Caballos sacando las barcas del mar, todo un espectaculo.


Pescadores en Horcon
Y la misma operacion para regresar al mar

Pasamos el día tranquilamente, entre ver el trabajo espectacular de los caballos en la caleta, y muy cerca de allí una formación rocosa en forma de arco que el mar ha ido erosionando. Preguntamos a una señora donde podíamos comer buen pescado fresco, y nos recomendó el mejor y más caro restaurante del pueblo, pero no era eso lo que buscábamos, así que nos dijo una pequeña tasca donde comen los pescadores. Eso si, señora.
Caleta de Horcon
Horcon

Por la tarde fuimos a una playa cercana muy tranquila a descansar un poco, y sobre las 20:00 regresamos a Valparaiso, a darnos una ducha y cenar. Como despedida de la ciudad, tomamos un pisco sour esta vez con un grupo de franceses y belgas en un bar muy curioso cerca del albergue.
Bahia de Valparaiso
Anochecer en el puerto de Valparaiso

Hoy, sábado, por la mañana hemos viajado a Santiago de Chile, la capital. No he tenido mucho tiempo de conocer la ciudad, pero solo el camino desde la estación de autobuses hasta el albergue, en el barrio de Brasil, me ha servido para ver que esto es enorme, que hay muchísima gente, mucho calor estos días, y que estos suelen ser los lugares en los que no me detengo mucho, porque me agobio, así que creo que estaré aquí uno o dos días, y regresaré a Mendoza para continuar mi viaje, y hacer un poco de deporte en la montaña antes de la Navidad.
Caleta de Horcon

1 comentario:

Cristian dijo...

Despues de leer tu relato estoy pensando copiarte y hacer el mismo recorrido. Ya tengo alquilado un departamento en mendoza para el verano asique voy a averiguar bien para cruzar a Valparaiso y pasar unas mini vacaciones allí. Saludos