26 diciembre 2010

Barreal y el Valle de Calingasta

Tras despedirme de Lorenzo decidí tomar un bus hacia San Juan (43 pesos), una ciudad tranquila y calurosa que me servía de escala para llegar a mi próximo destino: el valle de Calingasta.

En San Juan apenas pasé 9 horas. Llegué de noche y me alojé en un albergue bastante aceptable y barato cerca de la terminal. Me pegué una ducha, cené y dormí 6 horas antes de ir de vuelta a la terminal, esta vez para tomar un bus a Barreal (44 pesos). Antes de salir tomé un desayuno en el bar. Había 8 mesas con gente (todos hombres), y yo era el único tomando un cafe con leche. El resto tomaban cerceza Quilmes de litro. Eran las 7:00 de la mañana de un martes, y me quedé bastante sorprendido...
Cerros de colores
Cerros de la precordillera andina
El camino que siguió el bus por el valle de Calingasta fue espectacular. Las montañas de la cordillera de Ansilta superan ampliamente los 5.000 metros, y del otro lado del valle está la precordillera andina, mucho más baja y de formas redondeadas, pero con colores muy variados, de los diferentes minerales. Al sur, a lo lejos, se ve el Aconcagua y el Tupungato, y un poco más cerca el cerro Mercedario (6.770 m.)
Los picos mas altos de los Andes
El Aconcagua y los picos más altos de América, desde la distancia.
Este valle se parece bastante a la zona de Uspallata, pero me gusta aún más porque es auténtico. Aquí no hay turismo. En el bus yo era el único forastero. Los habitantes de este valle son agricultores y ganaderos que viven en sencillas casas de adobe y madera.
Por las calles de Barreal
Calles de Barreal
Barreal, donde yo me quedé, es un pueblo muy tranquilo que se distribuye a lo largo de una larga carretera. Después de informarme, me fui al camping municipal, donde me instalé por el irrisorio precio de 4,50 pesos la noche, pileta incluida (piscina). Lo sorprendente es que no había nadie en el camping. Era todo para mi solo, y me vino muy bien un día de relax absoluto, después de visitar grandes ciudades y pasar horas y horas entre buses, aduanas y terminales abarrotadas de gente.
Camping de Barreal
Piscina con agua de los Andes, sin cloro (al fondo se puede ver mi humilde casita)
El día siguiente, miercoles, me levanté temprano y me fuí a la montaña, a la precordillera, un lugar árido y desértico desde donde se contemplan las mejores vistas del valle de Calingasta. Eso si, hacía muchísimo calor, y eso que madrugué. Ascendí a uno de los cerros mas altos de la zona en busca de aire, y disfruté del paisaje y la soledad. Cuando el sol ya era demasiado fuerte, bajé al camping a darme un baño, donde ya no estaba solo. Una familia argentina algo ruidosa y simpática eran mis vecinos.

Cementerio de Barreal
Cementerio de Barreal

Así que después de comer cumplí con la obligada siesta hasta que Leo y sus primos me dejaron. Me pegué un baño y me fui a dar un largo paseo, primero al río Patos. De camino allí escuché a mis espaldas ruido y movimiento, y al darme la vuelta me encuentro de frente con una docena de vacas y terneros corriendo asustados delante de un coche y una moto. Era lo más parecido a un encierro. De primeras me acojoné un poco, pues era una calle sin escapatoria posible y sin un lugar donde esconderme, pero qué coño, eran vacas, así que agarré la camara y disfrute de la curiosa escena. Más adelante descubrí el destino final de los animales: el matadero. Una curiosa forma de ahorrarse el transporte, jeje.
Transporte de ganado
San Fermín en las calles de Barreal.
Al llegar al río pude contemplar unas buenas vistas de la cordillera de Ansilta, aunque me gustaron más las de la mañana. Todo esto acompañado por un simpático perro que, como tantos otros, se hizo mi amigo, aunque este hasta el momento ha sido el mejor de todos. Me traía una piedra a los pies para jugar.

Mi amigo perro
Mi amigo perro, que chulo es el jodio.

Después regresé al centro de Barreal a hacer unas compras, y me fui cerca de donde pasé la mañana para quedarme allí cenando y viendo la puesta de sol. Y fue espectacular.
Cordillera de Ansilta
Puesta de sol en la cordillera de Ansilta, Barreal.
Regresé al camping algo cansado. Las distancias en Barreal son grandes, a pesar de ser un pueblo pequeño. Solo del camping al centro, donde está el supermercado, hay 2 kilómetros, y otros 2 para volver, claro. La gente aquí se mueve mucho en bici o en  moto. Me hace mucha gracia, porque los que van en bici pedalean muy muy despacio. Transmiten una calma absoluta, nadie va con prisa, y todo es muy tranquilo. Me hubiera venido bien alquilar una bici aquí, pero bueno, por suerte andar me encanta.
Alamos y el cielo mas limpio del mundo
Álamos y el cielo más limpio del mundo.
El jueves me desperté a las 8:30 muerto de calor. La vé algo de ropa, que se secó en media hora. La temperatura máxima es de 39º C, así que recogí el campamento y caminé por última vez los 2 km. que me separaban del centro. Tenía los hombros quemados por el sol, y cargar una mochila de más de 15 kg. a la espalda fue una tortura. Más otra mochila pequeña en el pecho. Un día que no tenga mucho que contar, me gustaría escribir una entrada con curiosidades sobre el viaje, la forma de moverme y otras cosas que no cuento, porque el blog sería un peñazo, jeje.
Papelera con mensaje
Papelera con mensaje.
Desde Barreal fuí a San Juan en bus, y al llegar pasé uno de los peores momentos del viaje hasta ahora. Me dió un ataque de jaqueca de esos que me dejan fulminado, en medio de una estación de autobuses, con mucho ruido, mucha gente y muchísimo calor. Lo pasé realmente mal, con nauseas y mareos, y pasó 1 hora hasta que la medicina me empezó a hacer efecto. Por suerte no fue a más, y me dió tiempo a tomar un bus de camino a Córdoba, la segunda ciudad en tamaño de Argentina, en pleno corazón del país, desde donde escribo esta entrada, y donde he pasado estos días por primera vez en mi vida en la más absoluta soledad. Aunque no soy muy navideño que digamos, es inevitable echar en falta a la familia y a mi gente. De todos modos, sigo pensando que esto es solo un sueño, que no es posible estar en Navidad a 36º en alerta de calor, y cuando me dicen "feliz navidad" yo no termino de creérmelo.

Os deseo unas felices fiestas a todos los que seguís este humilde blog, que termineis bien el año, y sobre todo, que el 2011 venga cargado de salud, buenas noticias, y de algún que otro viaje, por supuesto.

3 comentarios:

Yiyi dijo...

Unas Navidades calurosas y diferentes!! Aqui también pensamos en ti!! Un abrazo fuerte!!

Anónimo dijo...

preparate lo mejor esta llegando!!! viste la caldez de la gente sin conocerte te desean Feliz navidad!! esas son las cosas de cordoba

marangula dijo...

Venga Diego que te veo celebrando la navidades con un pedazo de helado que te caes.

Feliz Navidad