04 diciembre 2010

Esquel y el Parque Nacional Los Alerces

En Esquel pasé unos días relajándome y descansando de la carretera. Es una ciudad muy tranquila de unos 40.000 habitantes. La gente vive sin el estres ni las prisas de una gran ciudad. No es un lugar especialmente bonito, y tampoco tiene muchas cosas que ver, pero me vino muy bien estar unos días sin hacer nada, disfrutando de la calma, de los alfajores artesanales (unos dulces deliciosos), y haciendo planes, como siempre.

Quizás lo más destacable de Esquel es el tren patagónico, conocido popularmente como "La Trochita". Es una linea de ferrocarril de vía estrecha, con maquinas a vapor, que ha sido utilizada para el transporte de personas hasta no hace mucho tiempo. Hoy en día es un atractivo turístico, y sale dos veces por semana a modo de paseo. Los vagones y las máquinas son originales de 1922, y se conserva en perfecto estado. Para los fanáticos del ferrocarril es una joya. La pena es que no pude ver las máquinas en funcionamiento.

El miércoles abandone Esquel para visitar el Parque Nacional Los Alerces, a unos 50 km. En la temporada que he venido yo, el transporte es escaso, y he tenido bastantes problemas con esto. De hecho, no he podido visitar las zonas más bellas del parque. Desde el miércoles que yo fui, no volvía a circular otro bus por el parque hasta el sábado, así que me fue imposible moverme a pie por un lugar de distancias grandes.

Lago Futalaufquen
Lago Futalaufquen

Aún así, solo puedo decir cosas buenas de este precioso parque. Es un lugar en el que el turismo es escaso. Todo es muy tranquilo, y ahora en primavera está lleno de flores y de pájaros. Además hay árboles de muchísimas especies que jamás había visto, y de dimensiones descomunales. Además hay un centro de información en Villa Futalaufquen, el único pueblito en el parque. Todo está muy bien organizado y gestionado, hay campings y zonas de acampada libre a orillas del Lago Futalaufquen. Yo me quedé en el camping Los Maitenes, algo caro (30 pesos/noche), pero con buenos servicios.

Camino a Futalaufquen
Carretera a Futalaufquen, al lado del camping

Desde allí el miércoles hice una pequeña ruta hasta Puerto Limonao por un sendero entre unos enormes árboles llamados cohiues ("lugar de agua" en lengua mapuche) que superan ampliamente los 30 metros de altura. La sensación de caminar en un bosque así te hace sentir muy pequeño, casi insignificante. Además el viento soplaba con fuerza y las ramas se movían violentamente. En el camino había millones de flores que en ocasiones tenía que ir apartando con las manos, sobre todo unas amarillas llamadas "topa topa".

En Puerto Limonao suele haber barcos en temporada alta, cuando salen excursiones hacia otras zonas del Parque Nacional. En esto tampoco tuve suerte, ya que no había excursiones previstas, ni desde allí, ni desde otro puerto más lejano. Todo mi gozo en un pozo, porque la zona en donde están los alerces milenarios solo es accesible a través de un viaje en barco. Así que vine a Los Alerces, pero no vi ninguno... me quedé a unos 50 km.

Puerto Limonao
Puerto Limonao

Por la tarde di un paseo por una zona de maitenes, unos árboles menos esbeltos, pero con una copa muy redonda que les hace muy bonitos. En esa zona, a unos 2 km. de Villa Futalaufquen, hay unas pinturas rupestres de los primeros pobladores de la zona, los mapuches, hoy en día protagonistas por asuntos más tristes. El tema da para escribir muchos libros, pero resumiendo: es el pueblo indígena de la zona, cuyas tierras fueron robadas y explotadas al crearse la nación argentina. Hoy en día se intenta conservar esta cultura, y estas pinturas rupestres son una muestra de que llevan viviendo en estas tierras desde hace 3000 años.

Pinturas rupestres mapuches
Pinturas rupestres

El jueves me di una buena caminata. Fui a visitar dos cascadas: Irigoyen y Usina, ambas muy bonitas, especialmente la segunda, que tiene tres pequeños saltos de agua que hacen que sea muy vistosa. A esta segunda me costó llegar, pues hay que superar un tramo de subida bastante duro, y encima yo, por querer hacerme el listo, intenté tomar un atajo que me llevó a una granja apartada donde un perro me dió las buenas tardes con muy malas pulgas. Media vuelta y 40 minutos perdidos. Pero al final llegué, que es lo que cuenta, jeje. Desde allí, caminando un poco más hacia arriba, se llega a la Laguna Larga, ya fuera del Parque Nacional, que según parece, es un buen lugar para la pesca deportiva (que aquí hay muchísima).

El viernes, mi último día en el Parque, tenía pensado tomar un bus hacia el norte y visitar el Lago Verde, la zona más emblemática del parque. Así que me levanté temprano, recogí el campamento y me fuí a informar. Me dijeron que a las 9:15 pasaba un bus, así que esperé y esperé... hasta las 10:30. Cuando me cansé de esperar volví al lugar donde recibí la información, y me dijeron que se habían confundido, que no había bus en todo el día hacia ninguna dirección. Ni a Esquel, donde tenía que regresar como muy tarde a la noche, ya que tenía billete desde allí a El Bolsón el sabado temprano...

Primavera en Los Alerces
Primavera en Los Alerces

Tuve un amago de ponerme nervioso y de mala hostia, pero eso de nada valía, así que me relajé y pensé en la única opción posible de llegar a Esquel: hacer autostop. Caminé 2 km. hasta un cruce, y debuté como "autoestopista". Ni en mis mejores sueños podría haber  salido mejor. Primer coche que pasó, y bingo. Un amable argentino de unos 50 años que regresaba solo hacia Esquel después de unos días de trabajo. Fue un viaje agradable de charla, y en menos de una hora me dejó casi a la puerta del albergue donde tenía el resto de mis cosas. Muchas gracias y hasta luego, señor, que le vaya todo muy bien.
Anochecer en Futalaufquen
Anochecer en Lago Futalaufquen

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