Rally Dakar 2011

La última noche en Tucumán no fue muy buena. Había fiesta en el albergue, y yo tenía que madrugar. Dormí bastante mal, a pesar de usar tapones, y me levanté algo mosqueado a la mañana siguiente para ir a la estación de bus.

El viaje fué como una medicina que me hizo olvidar el sueño y el cansancio. El trayecto entre Tucumán y Tafi del Valle es un espectáculo de curvas y paisajes boscosos, casi selvátivos, atravesando un bosque subtropical impresionante. El bus era de dos plantas, enorme para esa carretera de montaña, y a veces tenía que maniobrar para dar las curvas. Por ese trayecto pasaría el Dakar unos días después, pero sin ser tramo cronometrado, camino de Amaicha del Valle, hacia donde yo me dirijía.

Entre Tafi del Valle y Amaicha hay un puerto de 3000 m. desértico. Al atravesarlo llovía con ganas, y al bajar hay un paisaje precioso lleno de cactus enormes de 5 ó 6 metros de altura los más grandes. En esta zona es la única madera que existe, así que hacen todo tipo de muebles y artesanías. Su madera es muy curiosa, con una textura rugosa y unas marcas que dejan las espinas al secarse.

Al llegar a Amaicha me sentí feliz. Es un pueblito a 2000 metros de altura, de calles tranquilas sin asfaltar, tiendas muy básicas y gente muy amable. La influencia quechua es muy fuerte, y se ve que esta es "la otra Argentina", alejada de grandes urbes y de personas con antepasados europeos. Me gustó muchísimo, y comí en un restaurante tradicional unas brochetas deliciosas de carne y vegetales, y música en vivo de un grupo local muy bueno.

Me alojé en un camping con servicios muy básicos. Era día 2 de Enero, cuando muchos argentinos inician sus vacaciones, y estaba todo bastante completo. Además este pueblo es muy buen lugar para ver el Rally Dakar, y mucha gente ha venido igual que yo, buscado un tramo cronometrado. Por cierto, también es un pueblo que anuncia en un cartel en la plaza, que tiene 360 días de sol al año, y mira si tuve puntería que llegué un día en que empezó a llover por la tarde, y no paró en toda la noche, y por momentos lluvia muy fuerte, acompañada de rayos y truenos.

Al día siguiente la tienda de campaña estaba empapada. Fuí a informarme sobre el Rally. El pueblo estaba revolucionado, lleno de gente, de turistas y de aficionados al Dakar. Mi única opción pasaba por andar 7 km. hasta un cruce de caminos que se adentra en el desierto. En ese punto comenzaba el primer tramo, y solo había que buscar un buen lugar para pasar la noche y ver la prueba al día siguiente.

Así que me puse manos a la obra, hice algunas compras y recogí el campamento. Cargué las mochilas, en total algo más de 20 kg. sobre mí, rumbo hacia el desierto. En el camino conocí a un biólogo muy majo que estaba haciendo lo mismo que yo. Al llegar al cruce cada uno siguió su camino. Yo subí a un cerro para ver el trazado, y así orientarme y buscar un buen lugar. Instalé la tienda en un sitio protegido del viento, a unos 200 metros de otro pequeño campamento. Y allí pasé la noche, solo, pero con ruido de música y motores de otra mucha gente que estaba por allí.

No pude dormir muy bien. Estaba entre emocionado y nervioso, sobre todo lo segundo. El ruido de motores me quitaba el sueño. ¿Y si algún loco va de noche por el desierto y te pasa por encima? La verdad que mejor no pensarlo, pero era inevitable. Por suerte estaba en una zona de dificil acceso, pero aún así dormí fatal.

Me levanté a las 5:30 a recoger el campamento. Aún era de noche. A las 6:00 ya estaba al pie del camino por el que pasaba el rally. Había llegado muchísima gente a lo largo de la tarde del día anterior y durante toda la noche. El lugar que elegí el día anterior estaba completamente ocupado. Era un sitio muy bueno, pero yo no quería estar agobiado, así que busqué otro lugar.

A las 7:05 comenzó la primera moto. Había un despliegue de medios espectacular. Decenas de policias en coches, motos, quads y a caballo despejando el camino y las zonas de peligro. Y los helicópteros volando a baja altura... era todo alucinante, en medio del desierto, y con miles de personas deseando de ver el espectáculo.

Cuando pasaron las primeras motos fue una locura.  Y con los participantes que iban en quad la gente aplaudía a rabiar. En total fueron 2 horas pasando motos cada minuto aproximadamente, así que me moví por el trazado buscando diferentes curvas. Había una que era muy dificil, en una zona arenosa. Las motos venían bastante lanzadas y se encontraban la curva cerrada y con arena, tenían que frenar y buscaban la parte abierta donde había un peralte de medio metro de tierra. Ver allí la carrera era un acojone total. Yo solo aguanté 5 ó 6 motos, porque parece que se te venían encima. Había unos hombres sentados en una silla, y las motos les pasaban a medio metro. Se puede ver en una foto... ¡qué sangre fría!

Esta era la curva donde parece que las motos se van a salir.

... y esta desde otro punto de vista

Después hubo un descanso de una hora aproximadamente, a partir de ese momento el sol empezó a tomar fuerza, así que me di protección del 50+, y a beber tragos de agua cortos cada poco tiempo, sin hacer excesos, que llevé 3 litros para pasar la noche y el día completos. Por cierto, a la crema de protección solar, se añadió más tarde una nueva capa de polvo y arena, que hacían casi imposible que me quemase, jeje... Conocí a unos chavales argentinos y charlamos durante bastante tiempo para hacer más entretenido el tiempo de espera.

El momento más espectacular, increíble y que no olvidaré jamás fue el inicio de la prueba de coches (autos, como dicen acá) El primer participante era el piloto Carlos Sainz. Un helicóptero volaba a escasos 20 metros del suelo siguiendo el coche. Yo estaba situado a la salida de una curva donde había una loma que no me permitía ver más de 150 metros. Así que veía el helicóptero acercarse más y más, la gente a lo lejos gritando, y de pronto, en la curva, aparece a toda hostia el coche azul rugiendo y lanzando tierra por todas partes... ¡se me ponen los pelos de punta al recordarlo! ¡Qué espectáculo! Me quedé tan flipado que no pude ni agarrar la cámara de fotos. Fueron tan solo 5 segundos (o menos) en los que me quedé paralizado, entre lo que veía y oía, con esa escena de un coche perseguido por un helicóptero a toda caña (más el ruido que lo acompaña) más propia del Equipo A, jeje.  Al llegar a mi altura, pese a que iba rapidísimo, los ojos de Carlos Sainz eran perfectamente reconocibles tras es cristal.

El compañero quatarí de Sainz.

X3



Mini 4X4



Hummer



El resto de participantes me dejaron frío. Era como si todos fueran de paseo comparándolos con Sainz. Había algunos, como los BMW, los Hummer y los buggys, que iban bastante fuerte también. Incluso había un Mini Cooper 4X4 que me dejó bastante sorprendido. No me moví de la misma curva en toda la prueba de coches, y era un tramo no muy largo, más otra parte más rápida que podía ver a lo lejos, pero me dió la impresión de que, como todo el rally sea así, el piloto español se lo lleva de calle, a no ser que le ocurra un "trata de arrancarlo, Carlos, por dios".

Tras otra hora de descanso, y bajo un sol abrasador, comenzó la prueba de camiones... ¡Menuda pasada también! Parece mentira que unos vehículos tan enormes puedan moverse a esa velocidad entre la tierra, las piedras y las curvas arenosas. El caso es que al aparecer el primer camión me ocurrió lo mismo que con el primer coche. Me quedé paralizado, y sinceramente, acojonado. Ver una mole metálica enorme salir de una curva desplazando kilos de arena y retorciéndose no se puede describir con palabras, por no hablar del ruido del motor cada vez que aceleran...

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Nota: para ver más fotos del Rally Dakar puedes hacer click sobre cualquiera de las que aparecen en el blog. Tengo una selección de 30 fotos, aunque tengo más de 400 fotos para editar cuando regrese a casa en Abril.

Así que tras este espectáculo bestial, cargué mis mochilas, y me puse a caminar hacia la carretera, esta vez hacia Quilmes, un pueblito en la RN40, muy cerca de las ruinas del antiguo pueblo de Quilmes, del que se conservan las ruinas más importantes de una cultura precolombina en Argentina, y del que, claro está, toma nombre la cerveza más popular del país.

Hacía mucho calor, y ya no tenía mucho agua, así que fuí despacio, haciendo el mínimo esfuerzo posible, pues no tenía prisa. Debía dar bastante lástima y pena, cubierto de tierra y polvo, sobre todo después de ver a los camiones. Un coche paró, y me ofreció llevarme unos kilómetros. Pero iban completos. Entonces, ¿donde me llevan? Y el señor, muy amable, me dice: "en el carro". Miro el pequeño remolque, y llevaban un quad guapísimo. Le pregunto al señor si tenía que subirme en el quad, y me responde tan tranquilo: "clarooo". Así que ni me lo pensé, me subí al quad, sin caso, por supuesto, y arrancó a toda caña... No sabía si reirme o llorar, ¡qué sensación! Iba fuertemente agarrado a los mandos del quad, y quería frenar, pero ¡no podía! El hombre iba bastante rápido, y la verdad que yo les llevaba de corbata, pero me lo pasé de puta madre durante esos minutos. Por cierto, sobre seguridad vial y eso, no hay problema, pasamos un control policial, y nadie dijo ni "mu".

Después de esta descarga de adrenalina, me bajé, les di las gracias y continué mi camino hacia Quilmes, donde llegué rápido. Me bebí media fuente del pueblo, y compré un refresco que me supo a gloria. La sorpresa fue que Quilmes es un pueblo que apenas tiene servicios, y allí no me podía ni pegar una ducha, ni quedarme en un hostal, ni nada de nada. Así que me surgió un problema. Quería ver las ruinas, pero estaban a 5 kilómetros, y estaba muy cansado. De primeras decidí quedarme allí, dormir de cualquier manera, y a la mañana siguiente, descansado, visitar las ruinas.

Pero estaba muy incómodo, muy sucio, y no me convencía. Así que decidí irme hacia Cafayate, mi próximo destino, pero me dijeron que no había bus en todo el día por el corte del Dakar. ¡Qué putada! En estos momentos no sabes lo que hacer... La única opción era hacer dedo, así que fuí a la carretera, y esperé pacientemente a que alguno de los escasos coches que pasaban, parase. Pero en las dos primeras horas no paró ninguno. Hacía mucho sol, y no había sombra, así que, desesperado y triste, me fuí a refrescarme y a descansar bajo un arbol...

Algo estaba fallando, y yo no sabía lo que era. Llevaba la camiseta del Pucela, llena de mierda, eso si. Pensé, a ver si va a ser eso, que con lo malos que son este año, me traen mala suerte, o mi imagen no es buena para hacer autostop, jeje. Medio en broma, medio en serio, me puse una camiseta que me compré del Dakar, y fui a la carretera a por el último intento... pero tampoco funcionó. Así que ya me iba a ir, cuando aparece un bussssssssss... ¡si hoy no había buses!

Empecé a hacer señales, y paró. Era el primer bus que pasaba después del Dakar, y se me acababa de aparecer la Virgen, jeje. Durante el trayecto de una hora hasta Cafayate estaba sonriendo, no me lo podía creer. Parece que estaba viviendo un sueño, pero era realidad. Estaba sucio, olía fatal, pero todo me daba igual en ese momento.

Llegué a Cafayate, encontré un albergue muy rápido, me dí una ducha que me supo a gloria, a pesar del agua fría. Después de pasar tanto calor durante las más de 11 horas que pasé al sol, eso era una bendición. Y también que en Cafayate estaba lloviendo.

El día 4 de Enero no lo voy a poder olvidar jamás. Ha sido uno de los más intensos de los que he tenido, y hoy ya, descansado, lo veo todo con buenos ojos, y me río, pero es verdad que hubo momentos jodidos. A pesar de eso nunca perdí el ánimo, y estoy aprendiendo a afrontar las cosas que me ocurren con mucha calma y tranquilidad... y al final, todo sale bien.