22 marzo 2011

Tarapoto y la selva alta peruana

Para llegar desde Chachapoyas a Tarapoto tuve que tomar un taxi colectivo hasta un lugar llamado Pedro Ruiz, a poco más de una hora de Chachapoyas. Tuve que esperar una hora hasta que se completó la furgoneta y salimos. Por el camino pinchamos y tardamos un poco más. Y al llegar a Pedro Ruiz tuve que esperar dos horas más hasta que pasará un bus hacia Tarapoto, y tener la suerte de conseguir asiento. Afortunadamente en el primer bus que pasó conseguí plaza, y llegué a Tarapoto en la noche, alojándome en el primer sitio que encontré, como hago siempre que llego de noche a una ciudad que no conozco. El lugar era muy cutre y ruidoso, y pasé la noche muy incómodo.
Canario
A las 7 de la mañana del día siguiente salí de allí hacia el centro en moto-taxi, el transporte más utilizado en las zonas de selva. Tiene sus ventajas e inconvenientes. Entre las ventajas destacan la rapidez, la ventilación, y el reducido espacio que ocupan. Pero los inconvenientes también son importantes, especialmente la contaminación acústica, que se multiplica por las estrechas calles. A todo esto se suma que en la selva muchos edificios no tienen ventanas, o si las tienen están abiertas día y noche, porque las temperaturas son altísimas. Es muy importante elegir bien el alojamiento, da igual que sea más bonito o más feo, pero que la ventana de a un patio trasero o a una calle en la que no haya mucho tráfico. De lo contrario es imposible descansar, es casi como estar en la calle durmiendo con todo el ruido producido por las motos.
Mototaxis
Mototaxis en las calles de Tarapoto
Me alojé muy cerca de la plaza, en la parte trasera del hostal, alejado de las motos, y aún así se escuchaban bastante y me obligaba a dormir con tapones. Sobre Tarapoto no puedo decir mucho. No es una ciudad especialmente bonita, es de un tamaño intermedio, por encima de los 100.000 habitantes, y sus gentes son muy amables, y parece que siempre están de buen humor. Tiene las ventajas de una ciudad, con tiendas, restaurantes y otros muchos servicios, pero sin el estres ni las "caras largas" de una gran ciudad.
Navegando el Huallaga
Navegando el Huallaga
Lo interesante de visitar Tarapoto es que hay muchas lugares que visitar en los alrededores. Está situada en un valle, a orillas del río Shilcayo, y completamente rodeada de campos de cultivo y zonas de selva. Yo pasé el primer día estudiando posibilidades, y finalmente decidí hacer dos excursiones.
Barcas tradicionales
Barcas tradicionales de una sola pieza de madera
La primera fue a un hotel situado en medio de la selva, desde donde se hace una incursión a una zona de bosque primario. Era la mejor excursión que ofrecían en la agencia, y la contraté con toda la ilusión del mundo. Lo venden como "full day", pero desgraciadamente no fue así. Fue uno más de los muchos engaños que hacen estas agencias. Mi paciencia en este sentido estaba llegando al límite, y finalmente explotó al salir de Tarapoto. Nos dejaron media hora tirados en medio de la carretera, en un cruce, bajo un sol abrasador. Al principio me lo tomé con calma, pero a medida que pasaban los minutos me iba cabreando cada vez más, hasta que perdí los papeles y empecé a decir de todo (menos guapo) al chofer que nos estaba haciendo esta putada.
Papaya
Papaya
Creo que es el mayor cabreo de los cinco meses que llevo de viaje, y no me gusta llegar a esta situación, pero estoy muy cansado de que me tomen el pelo, de que me digan mentiras, y de soltar el dinero por adelantado para que luego te den un servicio de mierda. Es una pena tener que cabrearse para que te tomen en serio y te traten bien. A partir de aquí todo fue como la seda, nos llevaron a un hotel precioso donde nos esperaban con unos zumos frescos. Navegamos el río Huallaga en una embarcación con capacidad para unas 10 ó 12 personas, aunque solo eramos 3 turistas. A veces daba miedo, porque el río lleva mucha agua, y hay zonas de corrientes fuertes y de rápidos. Es época de lluvias y hay zonas por las que no se atreven a pasar por el peligro que conlleva.
diegolo 243
Navegando por el río Huallaga

Nos dejaron en medio de la selva con un guía muy joven y simpático, un chico nacido en la misma selva que conoce cualquier detalle de plantas o animales que ibamos encontrando en el camino. Entre las plantas vimos la de coca, limón, café, ayahuasca (un potente alucinógeno usado por los chamanes desde hace siglos), papaya y uña de gato entre otras muchas. De los animales los que más me llamaron la atención fueron las mariposas, especialmente una de color azul cuando esta volando, y de color marrón cuando se posa. A pesar de estar más de media hora intentando fotografiarla en vuelo, finalmente me di por vencido. Es muy rápida, y su vuelo es muy cambiante e imprevisible.

Mariposa azul
Una de las mariposas azules que me torearon durante más de media hora.

Mariposa violeta

Mariposa
Planta de coca
Planta de la coca
Ayahuasca
Ayahuasca, enredadera estranguladora.
Nos dimos un baño en una pequeña cascada. Es genial estar rodeado de tanta naturaleza y belleza, en absoluta calma, sin escuchar un solo ruido, y en un grupo tan reducido de gente. Es quizás lo más parecido a lo que puedan llamar "el paraiso". Disfruté muchísimo de ese momento, y después regresamos al hotel Pumarinri, que tiene unas cabañas preciosas en una ladera de la selva. Allí probé uno de los platos típicos de la zona: mixto de cecina y chorizo, con arroz y una pasta que no conocía como guarnición. Estaba todo buenísimo, y el paisaje era inmejorable.
Baño en la selva
Baño en la selva
Desde allí hicimos un buen tramo navegando por el río Huallaga hasta llegar a la desembocadura del río Mayo en el Huallaga. Se observa perfectamente el diferente color de aguas en el punto en que se unen, por los diferentes sedimentos que arrastra cada río. Desde allí continuamos río arriba por el Mayo, hasta llegar a un punto en donde nos esparaba un coche que nos llevo de vuelta a Tarapoto. A las 15:30 estabamos en la ciudad. Eso es lo que venden como una excursión "full day" o "día completo".
Ríos Mayo y Huallaga
Desembocadura del río Mayo en el Huallaga
A pesar del cabreo, disfruté muchísimo de la experiencia, pero sinceramente me sentí muy engañado. Así que me fuí a otra agencia a contratar una excursión para el día siguiente a la catarata de Ahuashiyacu, un salto de agua de unos 35 metros de altura a unos 15 kilómetros de Tarapoto, en donde es posible bañarse y ver algunos animales (mariposas y ranas).
Rana a rayas
El guía, Otoniel, era un tío genial, y con un buen humor envidiable. Estaba todo el día de cachondeo y además sabía muchísimo sobre la selva y las culturas que han habitado esta zona desde hace siglos. Nos pegamos un baño genial, en otro de esos lugares que juraría que son el paraiso, y regresamos a Tarapoto a la hora de comer. Una excursión mucho más barata y muy recomendable.
Haciendo el Tarzán
"Otoniel de la selva", un fenómeno.
Ahuashiyacu
Catarata de Ahuasiyacu
Escarabajo verde
Lamentablemente no se puede ver todo, así que me fuí de Tarapoto con la sensación de haberme perdido muchas cosas, y también con la tristeza de no haber cumplido uno de mis sueños: continuar a Yurimaguas y desde allí navegar río abajo hasta Iquitos, ya en el Amazonas. Pero analicé la situación, vi el estado de los ríos y las fuertes corrientes, y me informé sobre los barcos que navegan desde Yurimaguas. Finalmente decidí lo más seguro: no arriesgarme y regresar a Lima, en un viaje que suele tardar 26 horas, pero que por varios contratiempos tardó más de 30. Pero llegué, que es lo importante. Y ahora pasaré aquí unos días descansando, haciendo algunas compras y decidiendo mi próxima parada.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen relato ,estoy por viajar a tarapoto en setiembre que salgo de vacaciones,si tienes mas datos de precios de hospedajes bueno bonito y barato por favor escribeme : jcr_1977@hotmail.com ..Gracias !

jose navarro dijo...

Hola soy de Tarapoto pero no vivo alli, me apena lo q te sucedio pero lo importante es q estuviste alli y cumpliste algo de tus sueños.
un abrazo