07 marzo 2011

Trujillo, entre mochicas y chimús.

He pasado casi una semana en esta gran ciudad, de nombre extremeño gracias a los primeros conquistadores. De hecho fue una de las primeras que fundaron a su llegada al Perú, y hoy en día es la tercera en tamaño del país.

En Trujillo hay mucho que ver y que hacer. Su centro histórico es precioso, con casas coloniales de colores y grandes ventanales enrejados que resultan muy fotogénicos. También hay muchas iglesias y museos, aunque el motivo de mi visita no fue nada de esto, sino las culturas antiguas anteriores a los incas, herederas a su vez de otras culturas más antiguas aún, y que ocuparon los valles fértiles del norte del Perú.
Ventana, farol y sombra
Ventana trujillana
Arquitectura trujillana
Arquitectura colonial
Además de todo esto, al que no le interese la historia ni estas culturas, puede pasar unos días en Huanchaco, un pueblo costero bien preparado para el turismo, con una gran playa con buenas olas para los amantes del surf. De hecho, se puede decir que aquí nació el surf (aunque en Hawai también lo dicen), no tal como es hoy, pero si en su esencia. Las antiguas culturas peruanas, desde hace más de 2.000 años, vienen usando los "caballitos de totora", unas pequeñas barcas construidas a base de juncos, macizas, y con un reducido espacio para las capturas y los útiles del pescador.
Desde el muelle
Huanchaco desde el muelle
Caballitos de totora
Caballitos de totora (solo duran unos meses)
Con esto surcaron las aguas del Pacífico, y con esto o algo parecido tuvieron que llegar hasta la Isla de Pascua y Polinesia. En el siglo XX algunos aventureros demostraron que es posible, navegando con barcos de Totora desde Perú hasta Isla de Pascua.

En Trujillo he alternado días de mucha actividad y visitas con otros de calma absoluta y descanso. El fuerte calor no invita a salir a la calle, especialmente cuando el sol pega con fuerza, pero yo estaba entusiasmado con visitar las ruinas de Chan Chan y el Señor de Sipán especialmente.

Voy a empezar por lo que he visto de la cultura mochica o moche, para seguir un orden en el tiempo, ya que esta es la más antigua de las más importantes del norte del Perú. Su area de influencia llegó desde la frontera con Ecuador hasta el departamento de Ancash en el sur. Hay decenas de yacimientos arqueológicos, muchos apenas excavados. Yo he intentado visitar los más interesantes, por ejemplo, lo que fue su capital: Las Huacas del Sol y la Luna, en Moche, a muy pocos kilómetros de Trujillo.
Dios decapitador
Relieves del dios decapitador, en la Huaca de la Luna.
Están en una zona arenosa y desértica, al pie del cerro Blanco, y gracias a que el viento fue tapando con arena durante siglos la Huaca de la Luna, hoy se pueden contemplar los magníficos relieves polícromos de los diferentes niveles de este complejo ceremonial, todo en su estado original, lo cual es increible teniendo en cuenta que datan de entre los años 200 y 800 d.C.
Relieves mochicas
Relieves mochicas, con colores muy variados
Fachada principal
Imponente fachada de la Huaca de la Luna
Hay mil detales que no voy a contar, pero intentando resumir, los mochicas fueron grandes guerreros, agricultores, ingenieros y artesanos, y bastante sanguinarios, pues realizaban terribles sacrificios rituales degollando prisioneros, o en su defecto golpeandoles en la cabeza hasta la muerte. Estas escenas aparecen representadas en sus creaciones artísticas, especialmente en los relieves y en las cerámicas. Fueron geniales alfareros, aunque no tengo fotos, ya que en los museos está prohibido fotografiar, pero se conservan cientos de cerámicas naturalistas y realistas, completamente intactas, procedentes de enterramientos que no fueron saqueados.
Vista de yacimiento arqueológico
Excavaciones arqueológicas desde la Huaca de la Luna
El otro lugar que visité de la cultura mochica fue Sipán, aunque para eso me tuve que ir bastante lejos, a Chiclayo, una ciudad a más de tres horas en bus desde Trujillo. Pero el esfuerzo mereció la pena. Además de un importante yacimiento arqueológico que visité en Túcume, donde hay varias huacas piramidales en las que están trabajando, visité el impresionante Museo Tumbas Reales de Sipán, donde se encuentra expuesto el Señor de Sipán con todo su ajuar funerario. Quizás después de Tutankhamon, este descubrimiento haya sido el que más interés y admiración ha despertado a nivel internacional.

La visita al museo resulta interesantísima, no solo por la cantidad de oro, plata, piedras semipreciosas y otros objetos suntuosos que se pueden contemplar, sino también porque está explicado todo el proceso de excavación arqueológica de forma espectacular, con réplicas exactas de los enterramientos, a escala real, y todos los restos son originales. Solo por esto ya mereció la pena el esfuerzo y las 10 hora de bus que me comí ese día.

Y ya que estaba por allí, aproveché y fuí a ver el Museo Nacional de Sicán, en Ferreñafe, donde se exponen objetos pertenecientes a la cultura Lambayeque o Sicán. Resulta un poco lioso por los nombres, pero esta es una cultura diferente a la mochica, aunque con grandes parecidos, especialmente en el arte de la orfebrería. Allí pude ver máscaras de oro y plata, collares de esmeraldas, detalles en ámbar y otros muchos bienes funerarios con los que se enterraban los gobernantes, además de con familiares directos que les acompañaban en la otra vida. La cultura Lambayeque se desarrolló entre los años 750 y 1375 d.C., justo después de la Moche.
Municipalidad
Municipalidad de Trujillo
Tras esta paliza de kilómetros de bus, con mucho calor, sin aire acondicionado, me tomé dos días de descanso, dando paseos por el centro de Trujillo, haciendo algunas fotos y disfrutando de su rica y variada gastronomía. Y también viendo la televisión peruana, donde hay una telebasura muy parecida a la que ponen en España o Argentina. En estos detalles se ve que somos primos hermanos, jeje. Hay un programa como Operación Triunfo, que se llama Cumbia de Estrellas, lleno de musculitos, guaperas y tías buenas, aunque canten como el culo. Luego hay un concurso donde eligen a Miss Colita, es decir, la chica con el mejor culete. Y luego mucha política, ya que están en plena campaña electoral, así que todo el día salen los candidatos prometiendo gilipolleces y cosas imposibles, y a ver quien es el más bueno de todos... en fin, como digo, muchas veces es como estar en casa.
Simetría barroca
Arquitectura iluminada
La cultura Chimú (1100-1400 d.C.) es la última que me falta en mi recorrido por la historia anterior a los incas. Fueron posteriores a los moches, aunque herededos de algunos aspectos, como la construcción en barro y el uso del relieve. Pero los chimús estuvieron muy influenciados por la cultura Tiahuanaco-Wari del sur, en su época de máxima expansión, así que se puede decir que son una mezcla de dos culturas, aunque con sus propias señas de identidad.
Relieves en Huaca Arcoiris
Huaca del Dragón o Arcoiris
Las ruinas más importantes que dejaron los chimús están al lado de Trujillo: Chan Chan, la ciudadela de barro más grande del mundo, aunque por desgracia ha estado muy expuesta a los fenómenos del Niño, frecuentes y muy violentos en esta zona, y se encuentra muy deteriorada. Pese a esto hay un gran trabajo de conservación, restauración y reconstrucción. La zona visitable es el palacio de Nik-An, aunque hay otros muchos en Chan Chan, debido a que cuando un gobernante moría, se le enterraba en su palacio y se construía uno nuevo para su sucesor. Así de chulos eran estos chimús, ¡para que vamos a escatimar!
Animales
Relieves en Chan Chan
Pasillos decorados
Ruinas de Chan Chan, palacio Nik-An
La ciudadela se encuentra apenas a un kilómetro del mar, y esto se refleja en su arte, con representaciones marinas, e incluso el fundador del señorío chimú, Tacaynamo, llegó desde el mar según su mitología.
Peces
Decoración de peces
Chan Chan y las montañas
Muros que alcanzaron los 12 metros
Quizás por su conservación y reconstrucción, Chan Chan me defraudó un poco, porque las comparaciones son inevitables, y otras ruinas que he visitado resultan mucho más vistosas y también originales, especialmente la Huaca de la Luna, mucho más antigua, pero en un estado de conservación excepcional. Además el Museo de Chan Chan no me gustó. está algo descuidado y anticuado con respecto al resto de la zona, y para colmo el guía iba más pendiente del reloj que de la explicación.
Muro en talud
En talud, para soportar los terremotos
Aún así es una visita obligada y que merece la pena. Desde las ruinas de Chan Chan se llega facilmente a la playa de Huanchaco, eso si, por una carretera que pasa por el medio de la ciudadela, con el consiguiente destrozo.

Por último quería hablar un poco del "huaqueo", algo que me atrae especialmente. Se llama así a ir saqueando tumbas de huacas o lugares sagrados. En Perú se lleva haciendo desde que llegó Pizarro. De hecho, los españoles fueron los primeros huaqueros, capaces, por ejemplo, de desviar el curso de un río hacia la Huaca del Sol, y así reblandecer los adobes para saquear los tesoros más comodamente.

En los años 70 y 80 los huaqueros se contaban por cientos, e incluso en los 90. Me gustaría entrar en algunas mansiones de ricachones americanos a ver que tienen colgando en sus paredes, jeje. Y a los huaqueros les pagan una mierda en comparación con el precio que luego sacan a subasta. He visto una pieza recuperada de una subasta que salía por 1.600.000 dólares. Y hay cientos (quizás miles) de piezas saqueadas, la más valiosa el Tumi de oro, que desapareció misteriosamente de un museo.

Pero el huaqueo también tiene su parte positiva. El Señor de Sipán se encontró gracias a esto. Se supone que alguno de los huaqueros no estaba contento con su comisión o su parte del botín, y dio el chivatazo a la policía. A partir de ahí se inició un trabajo arqueológico, descubriendo el Señor de Sipán y otros enterramientos, como el Viejo Señor de Sipán, tatarabuelo del primero.
Catedral nocturna
Catedral de Trujillo
Pero tanta historia, ruina y museo puede llegar a cansar, así que esta misma noche tomo un bus hacia Máncora, más al norte, ya cerca de Ecuador. Allí se encuentran, según dicen, las mejores playas del Perú, y yo voy a comprobarlo, no sea que me estén engañando, jeje.

Desde allí iniciaré la ruta de regreso hacia Argentina, que ya me he alejado mucho, casi 6.000 kilómetros, y aunque me quedan 50 días para volver, no quiero perder el avión.


Ver Viaje de regreso en un mapa más grande

2 comentarios:

Víctor Manuel Pizarro / Ciudad-dormida dijo...

Encantado de encontrar tu blog de viajes.

Saludos desde Extremadura.

Víctor, un seguidor más.

Diego Rayaces dijo...

Muchas gracias Victor, un saludo!