20 febrero 2011

Copacabana y la Isla del Sol

El miércoles salí temprano del hostal de La Paz. Me pasó a recoger un bus a las 7:00, y hasta las 8:00 estuvimos dando vueltas por la ciudad, recogiendo a otros viajeros. El trayecto hasta el lago Titicaca fue bastante lluvioso. Llegamos a la orilla del lago, al estrecho de San Pedro de Tiquina, donde pasamos en barca al otro lado. Allí, pese a ser Bolivia todavía, hacen control de pasaportes. Ibamos advertidos, pero una pareja de argentinos se quedó allí por no llevarlos, y además tenían que pagar una multa de 300 bolivianos.
Desde el mirador del Calvario
El lago Titicaca
Desde allí hasta Copacabana se tarda menos de una hora, y unos kilómetros antes de llegar el paisaje es de postal, pese al día medio nublado. Me sentí muy feliz al llegar allí y contemplar el inmenso Titicaca, a 3800 msnm. Me trajo buenos recuerdos de hace cuatro años cuando estuve en la parte peruana.
Playa lacustre de Copacabana
Playa de Copacabana desde lo alto
Copacabana es un lugar muy curioso, además de bonito. Se encuentra en una península a la que solo se accede por tierra desde Perú, es decir, está aislada del resto de Bolivia. Hay un enorme santuario que destaca sobre el resto de construcciones, y que es un importante centro religioso y de peregrinación, uno más de los que la iglesia católica impuso, a sabiendas de que esta zona es de gran importancia religiosa para las culturas Inca y Tiahuanaco.
Vista de Copacabana
Vista de Copacabana
Por la tarde el cielo se abrió y el sol asomó entre las nubes, así que decidi subir a paso lento el llamado monte Calvario, con un ascenso por escaleras de piedra, sembrado de cruces, señalando los pasajes del Calvario en las últimas horas de vida de Jesucristo. Yo no se cómo será el auténtico monte Calvario, pero ascender este de Copacabana, a más de 3800 metros de altura, resulta bastante jodido.
Monte Calvario
Monte Calvario
Por suerte desde lo alto las vistas son inmejorables. Se ve Copacabana y las laderas cercanas con terrazas verdes sembradas de papas y quinua. Al frente las costas peruanas del Titicaca, y hacia el este la península de Sicuani y la isla del Sol. Me quedé allí arriba dos horas contemplando esta maravilla de la naturaleza, que además de bello, tiene un "algo" que no se muy bien como describirlo, cercano a lo espiritual. Comprendo que la cultura Tiahuanaco, y posteriormente la Inca, considerasen estos parajes lugares sagrados, siendo la Isla del Sol el lugar de nacimiento del dios Wiracocha.
Al fondo la isla del Sol
Al fondo la Isla del Sol
Bajé de aquel mirador feliz, satisfecho y cargado de energía, y di un paseo por Copacabana y por el puerto para comprar un pasaje a la isla del Sol para la mañana siguiente. Me fui al hotel a descansar, ya que comencé a encontrarme agotado, como si fuese a ponerme enfermo. De madrugada supe que algo me había sentado mal o que agarré frío. El caso es que una inoportuna diarrea me dejó roto. Al amanecer estaba debil, y no me atreví a desayunar, pero la ilusión puede con todo, así que agarré la mochila y me fui al puerto a tomar el barco, que era bastante antiguo, pero resistente, porque nos dimos una buena hostia de frente contra otro barco llegando a una parada intermedia. Por suerte no pasó nada, pero vaya sustos me estoy llevando en Bolivia...
Anochecer en el muelle
Atardecer en el puerto de Copacabana
Tras algo más de dos horas de navegación llegué a mi destino: Challapampa, una comunidad en la parte norte de la isla. Por desgracia el día estaba muy lluvioso, y no había nada que hacer, así que fui a un restaurante a poner a prueba el estómago, y me sentí muy recuperado. Además al salir dejó de llover, y fui al "Museo del Oro", lo pongo entre comillas porque no es más que una habitación con cuatro estanterías desvencijadas donde exponen algunos objetos e información sobre las excavaciones subacuáticas que se hicieron en esta zona del lago Titicaca.
Challa Pampa
Saliendo de Challapampa
Empezó a salir el sol y me animé a hacer la ruta que tenía pensada: Willka Thaki, "la Ruta Sagrada de la Eternidad del Sol", amén. Va desde Challapampa hasta un lugar sagrado para los Incas, donde hay un altar ceremonial, una roca sagrada y un cementerio y construcciones laberínticas. Me sentí genial en todos estos lugares, rodeado de naturaleza, tranquilidad y el pasado glorioso de una cultura que no deja de sorprenderme. Pensaba que si yo fuese el dios Wiracocha, también hubiera querido nacer en un lugar así, ¡nos ha jodido!
Paisaje sagrado
Norte de la Isla del Sol
Altar ceremonial
Altar ceremonial incaico
El Titicaca desde las ruinas
Construcciones incas en la isla del Sol
Desde allí hay un camino inca hasta la parte sur de la isla, hacia la comunidad Yumani. Hay unos 8 kilómetros con subidas y bajadas, superando los 4000 metros de altura. Algún tramo es duro por la altitud, pero es todo tan bello y agradable que parece que las piernas caminan sin esfuerzo. Además no había mucha gente, no es temporada alta, y muchos turistas prefieren ir en barco hasta el sur, así que la paz era absoluta.
Camino ceremonial
Camino ceremonial que atraviesa la isla de norte a sur
Plantaciones en terrazas incaicas
Hasta las plantaciones de papas son bonitas en la Isla del Sol
Llegué a Yumani a paso tranquilo en menos de 4 horas, haciendo una parada para comer en un lugar indescriptible, en lo alto de una roca contemplando el lago y la isla de la Luna. Al llegar a Yumani había unas niñas jugando, y una de ellas, con solo 7 años, se ofreció a llevarme a un alojamiento bueno que conocía, dándome precios y toda la información. Conmigo hablaba castellano, pero con el resto de niños hablaba aymara, como toda la gente de aquí.
Yumani
Comunidad Yumani
La niña me llevó a un sitio genial, una casa familiar donde alquilan habitaciones. Luego me enteré que los niños se llevan una propina de los propietarios, y que compiten entre ellos para captar turistas. Por eso la niña hablaba en aymara a los otros niños que también querían que fuese con ellos, y supongo que les estaría diciendo de todo menos "guapos", jeje.
Isla de la Luna
Isla de la Luna vista desde Yumani
Descansé un rato y repuse fuerzas antes de subir a un cerro cercano a contemplar el atardecer, que fue precioso. Pasé dos horas en la cima completamente feliz, relajado, y haciendo fotografías de un cielo espectacular.
Reflejos en el Titicaca
Reflejos en el lago Titicaca

Cielo y rayos sobre el lago
Atardecer desde lo alto de Yumani

El cielo en llamas
El cielo parecía arder...
Por la noche descansé como un niño, pese a las fuertes lluvias. Y amaneció lloviendo. Mi plan era navegar hasta la cercana isla de la Luna, pero con el tiempo así no era buena idea, así que tomé un barco de regreso a Copacabana, esta vez más rápido y sin contratiempos. Y allí pasé el día tranquilo leyendo y descansando, sin poder visitar nada interesante, salvo el Santuario de Copacabana, donde contemplé un ritual que me pareció bastante "friki". Allí va la gente con sus coches y camiones a bendecir a los vehículos. El cura era todo un personaje, con sotana y una gorra roja que le quedaba como el culo, jeje. Los propietarios de los coches les decoran con flores y esperan a que salga el cura con agua bendita. Hace unos rezos mientras moja con un clavel los vehículos. Los dueños de los coches se hacen unas fotos y se van tan contentos, pensando que nunca tendrán un accidente, jeje.
Santurio de Copacabana
Santuario de Copacabana
Bendición de coches
Bendición de vehículos en Copacabana
Hoy me levanté temprano para tomar un bus hacia Puno, ya en Perú, donde estoy ahora. El viaje ha sido bastante tranquilo, y el paso de la frontera muy rápido. Ahora tengo que acostumbrarme a la nueva moneda y a otro país, aunque el contraste no es muy grande, pero si que es cierto que encuentro a Perú mucho mejor que a la pobre Bolivia. La moneda peruana está más fuerte que cuando estuve en 2006, y aunque solo llevo unas horas en Puno, me da la impresión de que todo está mejorando.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡IMPRESIONANTE!
Me e quedado alucinando con esas fotos del lago y la isla.
Diego que envidia sana me das.
Sigue disfrutando,que yo tambien lo estoy disfrutando con tus fotos y comentarios.

Saludos Santos