08 abril 2011

Misiones, de San Ignacio Mini a las Cataratas de Iguazú

Desde Posadas tomé un bus hacia San Ignacio, a una hora aproximadamente. Creo que ha sido el trayecto más corto en bus que he hecho en todo el viaje, jeje. Estaba muy animado, he recibido un montón de mensajes de apoyo de gente que ni conozco, y especialmente del grupo Fotógrafos de Valladolid, que me han ayudado muchísimo, así que muchísimas gracias a todos.

A llegar a San Ignacio me encontré con un pueblo muy tranquilo y agradable, de esos que me gustan a mi. Caminé durante casi una hora desde la carretera hacia el interior del pueblo, y en una de las calles me crucé con una pareja. Yo iba distraido, en mi estado natural, pensando en mis cosas, pero algo me resultó familiar. Al alejarse escuché hablar con acento andaluz, pero no le dí mayor importancia hasta más adelante. Empecé a pensar que podían ser Pablo y Elena, dos grandes viajeros españoles a los que sigo desde el principio de sus aventuras. Días después comprobé que eran ellos... ¡qué pena no habernos saludado!
Estancias
Ruinas de San Ignacio Mini
Claustro jesuita
Claustro Jesuita
Me alojé en una tranquila casita con habitaciones compartidas. En San Ignacio todo es tranquilo, por suerte. Por la tarde fui a ver la misión de San Ignacio Mini, la mejor conservada y restaurada de las decenas que hay en esta zona de Argentina, Paraguay y Brasil. Pasé allí más de dos horas, disfrutando del lugar, pues es una extenxión bastante importante donde puedes pasear con total libertad, y perderte entre las ruinas. Hay buena información sobre la historia de las misiones jesuítas y la importancia que tuvieron hasta la expulsión de la orden.
Ruinas de San Ignacio Mini
Fachada principal
Fachada principal del templo
Incluso se habla sobre la posibilidad de haber sido el germen del comunismo, y lo cierto es que si que tiene muchos puntos en común, y sin tanta teoría ni filosofía sobre el asunto. Los indígenas guaraníes son por naturaleza buena gente. Son pacíficos y respetuosos, y cuando los jesuitas llegaron a esta zona, se preocuparon por aprender su idioma, y en vez de esclavizarlos, les agruparon en estas misiones, que eran asentamientos pequeños en los que se hacían trabajos para el bien de la comunidad. Los indígenas eran (y siguen siendo) excelentes artesanos, y también fabricaban utensilios utilizados para los trabajos. Todo estaba perfectamente organizado y los jesuitas lo controlaban todo, incluso el que no tuvieran contacto con los europeos.
Escudo jesuita
Escudo de la Compañía de Jesús
El problema llegó con los bandeirantes, que venían del lado brasileño en busca de territorios y esclavos. Para afrontar este problema, no hubo más remedio que recurrir a las armas, y tanto jesuitas como guaraníes se pusieron manos a la obra y repelieron los ataques, casi siempre con éxito. Lamentablemente todos los esfuerzos para contruir y conservar estas misiones quedaron en el olvido. Los jesuitas fueron expulsados, y los franciscanos se hicieron cargo de estas misiones. Los franciscanos no eran respetuosos con la cultura guaraní, y los indígenas prefirieron regresar a su vida nómada antes que ser esclavos o títeres, ¡ole sus cojones!  Aún hoy hay comunidades que viven de forma tradicional en medio de la selva.
Detalle de relieve
Interior del templo misional
Interior del templo
Salí muy satisfecho de esta visita, y me hubiera gustado hacer otra visita nocturna que parece ser espectacular, pero ya llego al final del viaje con la cartera temblando, y tengo que ir haciendo ajustes y recortando gastos de donde sea. La entrada para extranjeros cuesta 50 pesos, y con eso me pago una noche de albergue.
Rio Paraná
Río Paraná, al otro lado Paraguay.
Playa en el Paraná
Playa fluvial, aqui parece un río normal, pero es enorme.
Al día siguiente alquilé una bicicleta y me fuí al parque provincial Teyú Cuaré, a unos 10 kilómetros de San Ignacio. Es un lugar muy tranquilo, quizás demasiado, pues solo vi al guardaparques en toda la mañana. Dejé la bici e hice una ruta a pie de menos de dos horas, llegando a una zona de acantilados sobre el río Paraná, y a una playa muy agradable donde estaba completamente solo. En este lugar se refugió un nazi después de la guerra, no era listo ni nada. Vino a un sitio parecido al paraiso, se hizo su casa de piedra, y vivió aquí durante siete años antes de ser arrestado. En esta casa que hoy se traga la selva me pegué un buen susto. Un animal bastante grande que no conseguí ver se movía mucho entre la vegetación, y aunque no creo que fuera peligroso, preferí alejarme, porque estaba completamente solo.
Sendero en la selva
Sendero en Teyú Cuaré
Después volví a subir a la bici, ya bastante cansado, y regresé a San Ignacio bajo un sol abrasador. Llegué agotado por el calor, y decidí tomarme la tarde de descanso, charlando con mi compañero de habitación, Tomás, un francés muy simpático con el que comparto muchos pensamientos, y que se suma a la larga lista de amigos que estoy haciendo durante el viaje.

A la mañana siguiente tomé un bus hasta Puerto Iguazú, un paseo de cuatro horas por una carretera asfaltada, una bendición a estas alturas. Pasé la tarde tranquilo, intentando relajarme y sentir que estoy de vacaciones, que a veces es dificil por la cantidad de cosas que tengo que hacer. Me informé sobre la visita a las cataratas de Iguazú y otras opciones que me interesan. En Puerto Iguazú la oferta turística es amplísima, pudiendo pasar a Brasil o a Paraguay, que están practicamente a tiro de piedra. De hecho hay un lugar llamado Hito tres fronteras, desde donde se ven los otros dos paises.
Tres fronteras
Desde el Hito 3 fronteras, a la izquierda Paraguay, al frente a la derecha se ve Brasil, y la foto está hecha desde Argentina.
El día 5 de Abril no lo olvidaré en mi vida, pues cumplí un gran sueño. Me levanté y tomé un bus al Parque Nacional Iguazú, a unos 20 km. de Puerto Iguazú. La entrada cuesta 100 pesos, y aunque al principio te parece caro, cuando comienzas a ver los primeros saltos de agua, te parece un precio correcto, incluso económico. La sensación que se tiene al visitar las cataratas de Iguazú es indescriptible e incomparable. Yo que estoy acostumbrado a ver pequeños saltos de agua, me quedé paralizado al principio (y eran los saltos normalitos). Cuando empecé a caminar por las pasarelas creo que mi cara era la de un niño con zapatos nuevos. Estaba maravillado, y por mucho que quiera explicar lo que sentía, no puedo. Es imposible. Es de tal grandeza que no se puede describir con palabras ni con fotografías.
Cataratas y arcoiris
Las maravillosas Cataratas de Iguazú.

Cataratas de Iguazú
Millones de litros de agua caen desde lo alto hacia un abismo blanquecino, levantando cortinas de agua que se elevan varios metros sobre el río, y que, por supuesto, te empapan en algunos tramos.
Cataratas de Iguazú
Bajo el agua
Lo más bestial de todo es ver la Garganta del Diablo. Mira que hay sitios que se llaman así, pero este se lleva la palma. Hay una pasarela que atraviesa el ancho río Iguazú desde la costa argentina hacia un punto intermedio, frontera natural entre Argentina y Brasil. Una nube que parece ser humo, se ve a lo lejos. En realidad es el agua pulverizada que se eleva a decenas de metros de altura y se hace visible desde varios kilómetros de distancia. Cuando llegas al pie de la Garganta del Infierno el ruido es atronador, y el agua te empapa completamente.

Pasarela sobre el río Iguazú

Garganta del Diablo
Garganta del Diablo
Es un sitio que te deja sin palabras: brutal, bestial, acojonante, salvaje, espeluznante, irreal... ninguna describe con exactitud lo que sentí ante tal grandeza. Siempre pensé que la naturaleza es lo más poderoso del mundo, y ahora más que nunca, lo ratifico.
La 88
La 88
Para completar el espectáculo, el Parque Nacional estaba lleno de mariposas de todos los colores, y también pude ver a los graciosos coatíes, un animal que esta a mitad de camino entre el oso hormiguero y el mapache. También vi unas urracas bastante llamativas y ruidosas, y unas arañas bien feas y tremendamente grandes.
Urraca
Urraca
Mariposa
Coaties
Coaties
Mariposa
Mariposa
Regresé a Puerto Iguazú con una sensación de satisfacción inimaginable. Todo lo que había soñado y lo que me había imaginado durante tantos años se quedó pequeño. Las cataratas de Iguazú son el lugar que más me ha impresionado en mi vida. No conozco mucho del mundo, pero llevo cinco meses viajando, viendo lugares increibles, y en ninguno he sentido lo que aquí. También influye que es Abril, un mes donde el agua baja con mucha fuerza, y creo que impresiona mucho más.
Salto San Martín
Segundos después la lancha se adentró en donde no se ve absolutamente nada...
El día siguiente me lo tomé de relax. Me encontraba muy cansado. En Misiones hace muchísimo calor, y es llevadero mientras estás en la selva, entre la vegetación, pero salir al sol es una locura. Pasé el día descansando y pensando qué hacer con el viaje. A estas alturas y sin planes, jeje. Tengo la idea de ir a Uruguay, y tengo muchísimas opciones, desde ir por Brasil hacia la costa atlántica, o llegar por las fronteras del río Uruguay, o acceder desde Buenos Aires.

Hoy lo he dedicado a visitar las cercanas minas de Wanda, unos 30 km. al sur de Puerto Iguazú. Se tarda una hora en bus, y es un desplazamiento cómodo para volver en el día. Me bajé en la carretera y tuve que caminar unos 2 km. para llegar a la mina Tierra Colorada. Llevo coleccionando minerales desde siempre, quizás comencé con 6 ó 7 años, y visitar un lugar así me resultó muy interesnate. La estrella de la mina es la Amatista Imperial, con ejemplares enormes y de gran calidad. Ya por el camino pude comprobar que das una patada y sale cuarzo por todas partes, pero al llegar a la mina es impresionante. También hay ágatas de varios colores, y cuarzos con diferentes coloraciones.
Geoda en la roca
Preciosa geoda de amatista
Compré varios ejemplares para mi colección, y caminé los 2 km. que me separaban de la carretera bajo un sol abrasador. Y me toco esperar al bus durante 15 minutos en plena ruta, a las 13:00. Así que llegué a Puerto Iguazú con sed y hambre, y me fui directamente a comer. He pasado la tarde tranquilo, y ya he decidido hacia donde ir. He comprado billete a Buenos Aires para mañana. Son 20 horas de viaje, y llegaré el sabado. Me voy cansado pero con los deberes hechos. He cumplido mi sueño desde niño.

5 comentarios:

Luis Gonzalez dijo...

sigo tu viaje desde hace poco tiempo y esta ultima aportacion me ha emocionado especialmente, me ha traido buenos recuerdos a la cabeza, como hace 22 años aproximadamnete estuve un mes en Argentina y uno de los sitios que visite fue las cataratas de Iguazu que me impresionaron por su grandiosidad, un saludo.

La aventura de Pablo y Elena dijo...

Eyyyy, Dani!! Pues si, una pena que no hablaramos, no todos los dias se encuentra uno con un "fan", jejjejeej. No en serio, nos hubiera encantado compartir unas horas contigo, nos encanta conocer gente viajera que comparta nuestro amor por los viajes. Nosotros tambien flipamos en las cataratas, no se puede describir. Un beso enorme de tus nuevos "fans" ;-D
Pablo y Elena
www.laaventuradepabloyelena.blogspot.com

Manu dijo...

Aquí un seguidor que llega rebotado del blog de Pablo y Elena. Acabo de llegar y ya estoy al día (los lunes en la oficina dan para mucho). Gran blog y pedazo viaje.
Saludos desde las Rías Baixas.

Rober y Sara dijo...

Ke pasa loko. Menudo viaje más impresionante te estas pegando. (ke envidia sana).Las fotos de las cataratas y los animales son increibles. Estas hecho un artista. Nos alegramos de que lo estes pasando tan bien y recuerda que se te hecha de menos por estas tierras. Nos vemos a la vuelta.

Capitan Sardina dijo...

Ese dieguito, que es de tu vida!! que ultimamente no hay publicaciones.